Читаем En el primer cí­rculo полностью

Para la visita de ese día había escrito otra historia breve que pensaba era magnífica. Pero en el preciso momento en que iban a revisarlo sentía los pies fríos frente al revisor implacable y volviéndose, decidió tragarse la hoja de papel hecho un bollito en que había escrito su narración con letra microscópica. Así lo hizo, pero en seguida lo asaltó el remordimiento de haberlo hecho, porque podía haber tenido éxito en cruzar la línea.

Krasnogubenky decía a Nerzhin: —¡Sáquese sus zapatos!

Nerzin puso su pié en la silla, desató sus lazos, y pateó su zapato sin mirar adonde aterrizaba. Al hacerlo demostró una media agujereada. El revisor tomó el zapato y lo espulgó hasta quedar satisfecho y depositarlo en el suelo de nuevo. Con el mismo rostro imperturbable como si fuera una cosa que hiciera todos los días, el prisionero pateó igualmente el segundo zapato y reveló una segunda media con una papa. Presumiblemente porque las medias tenían sus grandes agujeros, Krasnogubenky no creyó necesario revisarlas también y no pidió que se las sacara.

Nerzhin se volvió a poner su segundo zapato y el revisor encendió un cigarrillo.

Klimentiev había observado cuando Nerzhin pateaba sus zapatos y estimó que era un deliberado insulto al guardia. Si uno no estaba protegiendo a los vigilantes, los prisioneros toman ventajas sobre la administración. De nuevo se acusó por su generosidad y casi buscó hallar una razón para cancelar la visita de ese tipo despectivo que no sólo no estaba avergonzado de su condición criminal sino que hasta parecía jactarse de ella.

—¡Atención! — gritó de pronto y siete prisioneros y siete guardias se volvieron sorprendidos hacia él—: ustedes conocen los reglamentos: no deben recibir nada de sus visitantes, ni entregarles nada, todo lo que vayan a pasarse entre ustedes debe ser revisado por mí. En sus conversaciones no mencionarán su trabajo, las condiciones del mismo, las de sus vidas aquí, los programas diarios, la ubicación del instituto. No deberán dar nombres de ninguna clase. Sólo dirán que todo marcha bien y que no necesitan nada.

—¿Y entonces de qué podremos hablar, de política? — gritó alguien. Klimentiev no se dignó contestar a algo tan absurdo.

—Hablen de sus culpas y de su arrepentimiento —comentó sombrío uno de los prisioneros.

—No pueden hablar de sus juicios porque son secretos. Pregunten por sus familias, sus hijos. Y otra cosa —agregó Klimentiev impertérrito y convencido—: hay una nueva regla: desde hoy está prohibido besarse y darse la mano.

Nerzhin que había quedado indiferente ante la pesquisa y la torpe instrucción, reaccionó vivamente. No le importaban las regulaciones estúpidas porque podía esquivarlas y eran teóricas, pero que le prohibieran besar le hizo sentir una ola oscura, velándole los ojos.

—¡Nos vemos una vez por año! — se sintió gritar roncamente a Klimentiev, quien se volvió satisfecho en su dirección esperando que fuese aún más lejos.

Nerzhin podía casi oír a Klimentiev rugiendo: —Lo quito de la visita.

Se tragó su reacción y calló.

Su visita anunciada a última hora era evidentemente irregular y nada costaba privarlo de ella.

Siempre había alguien que acallaba a quienes trataban de gritar los abusos y reclamar justicia.

Como viejo prisionero supo dominar su furia.

Al no encontrar ninguna rebelión, Klimentiev, precisa y desapasionadamente añadió para ratificarlo: —Si hay un beso, apretón de manos u otra violación cualquiera, la visita termina de inmediato.

—¡Pero mi mujer no lo sabe! ¡Ella quería besarme! — gritó el grabador.

—Sus familiares también serán advertidos.

—Nunca ha habido una regla semejante.

—La hay ahora.

(¡Qué gente más estúpida! Y su indignación es tonta, como si fuera él, el que introdujo esta nueva disposición).

—¿Cuánto tardará la visita?

—Si viene mi madre, ¿la dejarán entrar?

—Las visitas duran treinta minutos. Sólo admitiré a la persona notificada.

—¿Y, mi hija de cinco años?

—Los niños hasta quince años son admitidos con los adultos.

—¿Y de dieciséis?...

—No admitimos. ¿Alguna otra pregunta? Bueno, salgan, vamos.

¡Asombroso! No fueron llevados en el celular sino en un nuevo modelo de ómnibus pequeño de ciudad, de color azul. No como los últimos trasportados.

El ómnibus se detuvo delante de la puerta del edificio del cuartel general. Tres guardias, nuevos también, en trajes civiles y con sombreros de fieltro blando, llevando las manos en sus bolsillos (allí tenían las pistolas), entraron primero en el vehículo y tomaron sitio bien apartados uno de los otros. Dos de ellos parecían boxeadores retirados o gangsters. Usaban finos sobretodos.

La helada matinal casi había desaparecido, pero el frío continuaba.

Siete prisioneros entraron en el ómnibus por la puerta delantera y se sentaron.

Cuatro guardias más, uniformados, los siguieron.

El chófer cerró de un portazo y se sentó en su asiento.

El teniente coronel Klimentiev subió a un auto.

FONOSCOPIA

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"При самом близоруком прочтении "Аламута", - пишет переводчик Майкл Биггинс в своем послесловии к этому изданию, - могут укрепиться некоторые стереотипные представления о Ближнем Востоке как об исключительном доме фанатиков и беспрекословных фундаменталистов... Но внимательные читатели должны уходить от "Аламута" совсем с другим ощущением".   Публикуя эту книгу, мы стремимся разрушить ненавистные стереотипы, а не укрепить их. Что мы отмечаем в "Аламуте", так это то, как автор показывает, что любой идеологией может манипулировать харизматичный лидер и превращать индивидуальные убеждения в фанатизм. Аламут можно рассматривать как аргумент против систем верований, которые лишают человека способности действовать и мыслить нравственно. Основные выводы из истории Хасана ибн Саббаха заключаются не в том, что ислам или религия по своей сути предрасполагают к терроризму, а в том, что любая идеология, будь то религиозная, националистическая или иная, может быть использована в драматических и опасных целях. Действительно, "Аламут" был написан в ответ на европейский политический климат 1938 года, когда на континенте набирали силу тоталитарные силы.   Мы надеемся, что мысли, убеждения и мотивы этих персонажей не воспринимаются как представление ислама или как доказательство того, что ислам потворствует насилию или террористам-самоубийцам. Доктрины, представленные в этой книге, включая высший девиз исмаилитов "Ничто не истинно, все дозволено", не соответствуют убеждениям большинства мусульман на протяжении веков, а скорее относительно небольшой секты.   Именно в таком духе мы предлагаем вам наше издание этой книги. Мы надеемся, что вы прочтете и оцените ее по достоинству.    

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