En toda broma existe un momento fugaz en que, o bien se vuelve banal y ofensiva, o bien se funde con el espíritu qué la inspiró. Rubín, que se había echado una manta sobre los hombros, como una capa, subió en calcetines a una mesa de noche y dirigió la palabra al Presidente:
—¡Consejero Oficial de Justicia! El reo ha rehusado comparecer ante el Tribunal, de modo que corresponde juzgarlo "in absentia". Le ruego que comience.
Entre la multitud reunida en las puertas estaba Spiridon, el portero de bigotes rojizos. Su cara inteligente, floja en las mejillas, surcada por muchas arrugas, mostraba, a la vez, severidad y diversión. Miraba torvamente al Tribunal.
Atrás de Spiridon estaba el Profesor Chelnov, con su cara larga, fina y cerúlea, coronada por una gorra de lana.
Nerzhin anunció con una voz forzadamente aguda: "¡Atención, camaradas! Declaro abierta la sesión del Tribunal Militar de la
—Olgovich, Igor Svyátoslavich —apuntó el acusador.
Tomando la idea, Nerzhin pretendió leer con monótona voz nasal: "Juzgamos el caso de Olgovich, Igor Svyátoslavich, Príncipe de Novgorod — Seversky y Putivilsk, nacido aproximadamente en el año... —diablo, Secretario, ¿por qué aproximadamente? ¡Atención! En vista de la ausencia de un texto escrito, la acusación será formulada— de viva voz por el Fiscal".
EL PRÍNCIPE TRAIDOR
Rubín comenzó a hablar con facilidad y fluidez, como si estuviera leyendo realmente una "hoja", de papel. Había sido procesado cuatro veces y las frases jurídicas estaban impresas en su memoria.
"La acusación definitiva en el caso bajo examen, número cinco millones barra tres millones seiscientos cincuenta y un mil novecientos setenta y cuatro, procesado— Olgovich, Igor Svyátoslavich.
"Órganos de Seguridad del Estado han detenido al acusado en el referido expediente, Olgovich, I. S. La investigación ha establecido que Olgovich, que era un líder militar del brillante Ejército Ruso, con rango de Príncipe, en el puesto de Comandante, resultó ser un felón, traidor a su patria. Sus actividades como tal consistieron en la rendición voluntaria y en la aceptación de convertirse en prisionero del maldito enemigo de nuestro pueblo ahora descubierto, el Khan Konchak. Además, rindió a su propio hijo, Vladimir Igoryevich, como así también a su hermano y a su sobrino, y a toda la tropa con su personal, armamentos y materiales inventariados”.
Su traición fue manifiesta desde el primer momento, cuando, engañado por un eclipse de sol —una provocación organizada por el clero reaccionario—: omitió dirigir propaganda política masiva a sus propios soldados, que iban a tomar agua del río Don en sus cascos. Para qué hablar del antihigiénico estado del Don en esa época, antes de que fuera introducida la doble cloración. En cambio, el acusado se limitó, cuando ya estaba a la vista de las tropas enemigas, a propagar este irresponsable llamamiento a su ejército:
"Hermanos, esto es lo que hemos buscado; ¡ataquemos entonces!”
(Acusación, Volumen I, folio 36).
"El fatal significado que para nuestro país tuvo la derrota de las fuerzas unidas de Novgorod-Seversky-Kursk-Putisliv-Rylsk ha sido perfectamente definido en las palabras del Gran Príncipe de Kiev, Svyatoslav:
"Dios me permitió acabar con los paganos, pero no pude refrenar esa juventud".
(Acusación, Volumen I, folio 88).
"El error del ingenuo Svyatoslav, una consecuencia de la ceguera de su clase, fue atribuir la mala organización de toda la campaña y la dispersión de los esfuerzos militares rusos sólo a "esa juventud" a la cual acusaba, sin advertir que estaban envueltos en una traición calculada y de largos alcances”.
“El criminal mismo consiguió evadir la investigación y el proceso, pero el testigo Borodin, Aleksandr Porfiryevich y otro testigo que desea permanecer anónimo y que consiguientemente será llamado en adelante "el autor de la epopeya", han demostrado, mediante irrefutable testimonio, el detestable papel del Príncipe I. S. Olgovich, primero en la conducción de la batalla en sí, que fue aceptada en condiciones desfavorables para el comando ruso:
Meteorológicas:
Tácticas:
(Ibid. Volumen I, folios 123, 124, testimonio del "autor de la epopeya").
Peor aun fue su conducta y la de su vástago principesco en el cautiverio. Las condiciones de vida dentro de las cuales ambos fueron mantenidos durante el llamado cautiverio, muestran que gozaban de la mayor complacencia del Khan Konchak, hecho que consistía, evidentemente, una recompensa del comando Polovtsiano por la criminal rendición de sus tropas.