Fred y George soltaron una carcajada, y Ron murmuró:- Déjalo, Hermione.
- Tendremos que cuidarnos los pasos, George,- dijo Fred haciendo que temblaba,- con estos dos en nuestra caza...
- Si, parece que nuestros días de quebrantadores de la ley se terminaron- dijo George sacudiendo su cabeza.
Y con otro sonoro crack! los mellizos desparecieron.
- ¡Esos dos!- dijo Hermione, furiosa, mirando al techo, a través del cual se podía escuchar que los mellizos se partían de risa en el piso de arriba.- No les prestes atención, Ron, sólo están celosos.
- No creo que lo estén- dijo Ron dubitativamente, también mirando hacia el techo.- Siempre han dicho que sólo los torpes se convierten en Prefectos... aunque- dijo en un tono más alegre,-
¡nunca han tenido escobas nuevas! Ojalá pudiera ir con mamá y elegir... nunca podría costear una Nimbus... pero también está la nueva Cleansweep, eso estaría genial... si, creo que iré a decirle que quiero una Cleansweep, sólo para que sepa.
Desapareció del cuarto, dejando a Harry y Hermione solos.
Por alguna razón, Harry encontró que no quería mirar a Hermione. Giró hacia su cama, levantó la pila de ropa limpia que la señora Weasley había dejado sobre ella y cruzó el cuarto para dirigirse a su equipaje.
-¿Harry? Dijo tentativamente Hermione.
-Bien hecho, Hermione.-Dijo Harry, oyendo que su voz no sonaba como siempre, y todavía sin mirar a Hermione.- Brillante.
Prefecta. Genial.
-Gracias- dijo Hermione. –Eeeh... ¿Puedo pedirte prestada a Hedwig para contarle a mamá y a papá? Van a estar realmente satisfechos. Quiero decir, prefecta es algo que pueden entender.
-Sí, no hay problema-dijo Harry, todavía esa horrible voz chirriante que no le pertenecía. –¡Tómala!
Saltó sobre su equipaje, dejó las túnicas al fondo de éste y hizo como si buscara algo. Hermione cruzó el cuarto yendo hacia el ropero y llamó a Hedwig. Pasaron unos minutos. Harry escuchó 177
la puerta cerrarse pero igual se quedó inclinado, escuchando; los únicos sonidos que pudo escuchar fueron de nuevo los gemidos del cuadro vacío y la papelera en la esquina atragantándose con los deshechos de Hedwig.
Se irguió y miró detrás suyo. Hermione se había ido con Hedwig.
Harry cruzó rápidamente el cuarto, cerró la puerta y después volvió lentamente a su cama y se sumergió en ella, mirando fijamente sin ver la comida encima del ropero.
Se había olvidado completamente que los prefectos eran elegidos en quinto año. Había estado tan ansioso por la posibilidad de que fuera expulsado que no había dedicado un solo pensamiento al hecho de que las insignias necesariamente debían ser entregadas a alguien. Pero si lo hubiera recordado... Si hubiera pensado en eso... ¿Qué expectativas habría tenido?
-No esto. Dijo una pequeña y sincera voz dentro de su cabeza.
Hizo una mueca y enterró la cabeza entre las manos. No se podía mentir a sí mismo; si hubiera sabido que la insignia de prefecto estaba en camino, habría esperado que fuera para él, no para Ron.
¿Lo hacía esto tan arrogante como Draco Malfoy? ¿Se veía él superior a los demás? ¿Realmente pensaba que era mejor que Ron?
No, dijo la pequeña voz, desafiante.
¿Sería verdad eso? Tanteó Harry, poniendo ansiosamente a prueba sus propios sentimientos.
Soy mejor que él en Quidditch, dijo la voz. Pero no lo supero en nada más.
Eso era verdad, definitivamente, pensó Harry. Él no era mejor que Ron en las lecciones. ¿Pero que pasaba con las otras lecciones? ¿Qué pasaba con esas aventuras que él, Ron y Hermione habían tenido desde que habían empezado en Hogwarts, frecuentemente arriesgándose a mucho más que una expulsión?
Bueno, Ron y Hermione estuvieron conmigo la mayoría del tiempo. Dijo la voz de la cabeza de Harry.
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No todo el tiempo, pensó harry argumentando con él mismo.
Ellos no enfrentaron a Quirrell conmigo. Ellos no estuvieron frente a Riddle y el basilisco. Ellos no se deshicieron de todos esos Dementores la noche que Sirius escapó. Ellos no estuvieron en ese cementerio conmigo, la noche que retornó Voldemort...
Y el mismo sentimiento de haber sido injustamente que lo había abrumado la noche que había llegado resurgió. Definitivamente hice mucho, pensó Harry indignado. ¡Hice mucho más que cualquiera de ellos!
Pero quizás, dijo la pequeña voz acertadamente, Quizás Dumbledore no elige a los prefectos porque se metan en un montón de situaciones peligrosas... quizás los elige por otras razones... Ron debe tener algo que tú no tienes...
Harry abrió los ojos y miró por entre sus dedos la pata del armario, recordando lo que Fred había dicho: “Nadie en su sano juicio haría prefecto a Ron...”
Harry dio una carcajada breve. Un segundo depués se sintió asqueado consigo mismo.