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Harry se encontró soñando despierto con Hogwarts más y más a medida que se aproximaba el fin de las vacaciones. No podía esperar para ver a Hagrid otra vez, para jugar Quidditch, incluso para pasearse entre las parcelas de vegetales en los invernaderos de Herbología; sería un placer sólo dejar esa casa polvorienta y mohosa, donde la mitad de los armarios estaban todavía bajo 171

llave y Kreacher lanzaba insultos desde las sombras cuando pasaba, aunque Harry se cuidaba de decir estas cosas donde Sirius lo escuchara.

El hecho era que vivir en el cuartel general del movimiento anti-Voldemort no había ni de cerca tan interesante o emocionante como se había esperado Harry antes de experimentarlo. Aunque los miembros de la Orden del Fénix iban y venían regularmente, a veces para quedarse a cenar, a veces para conversar en susurros por algunos minutos, la señora Weasley se aseguraba de que Harry y los otros quedaran fuera de donde pudieran oírlos (ya fuera con orejas normales o Extendibles) y nadie, ni siquiera Sirius, parecía pensar que Harry necesitara oír más de lo que le habían dicho la noche de su llegada.

El último día de vacaciones Harry estaba barriendo los deshechos de Hedwing arriba del ropero cuando Ron entró al cuarto trayendo un par de sobres.

- La lista de libros- dijo tirándole la suya a Harry, que estaba parado en una silla.- Sobre la demora, creo que se olvidaron, suelen venir mucho más temprano...

Harry deslizó el último de los deshechos en una bolsa de basura y tiró la bolsa por encima de la cabeza de Ron hacia la papelera que estaba en un rincón, que se la tragó y eructó fuertemente.

Después abrió su carta. Contenía dos pedazos de pergamino: uno era el usual recordatorio de que el período empezaba el primero de setiembre; el otro le decía que libros iba a necesitar para el año que empezaba.

- Sólo dos nuevos- dijo leyendo la lista,- “El libro reglamentario de hechizos, nivel 5” de Miranda Goshawk, y “Teoría de la Magia Defensiva”, de Wilbert Slinkhard.

Crack.

Fred y George aparecieron justo al lado de Harry. A esa altura, se había acostumbrado tanto a que hicieran eso que ni siquiera saltó de la silla.

- Justo nos estábamos preguntando quién habría elegido el libro de Slinkhard- dijo Fred, conversador.

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- Porque eso quiere decir que Dumbledore encontró un nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras- dijo George.

- Y a tiempo, además- dijo Fred.

- ¿Qué quieren decir?- dijo Harry poniéndose a un lado.

- Bueno, oímos a papá y mamá, hablando, con nuestras orejas Extendibles hace unas semanas- le dijo Fred,- y por lo que estaban diciendo, Dumbledore había tenido verdaderos problemas para encontrar a alguien que hiciera el trabajo este año.

- Nada sorprendente, ¿no?, cuando te fijas en lo que le pasó a los otros cuatro- dijo George.

- Uno despedido, uno muerto, uno que perdió su memoria y un que pasó nueve meses encerrado en un baúl- dijo Harry, contándolos con sus dedos.- Sí, veo a que se refieren.

- ¿Qué hay contigo, Ron?- preguntó Fred.

Ron no contestó. Harry se volvió a verlo. Ron estaba parado muy quieto con la boca ligeramente abierta, embobado ante su carta de Hogwarts.

- ¿Cuál es el problema?- dijo Fred impacientemente, rodeando a Ron para leer el pergamino por encima de su hombro.

La boca de Fred se abrió también.

- ¿Prefecto?- dijo, fijando la vista en la carta, incrédulo.-

¿Prefecto?

George saltó hacia delante, tomó el sobre que Ron tenía en la otra mano y lo dio vuelta. Algo color escarlata y oro cayó en su mano.

- No puede ser- dijo George en una voz susurrada.

- Ha habido un error- dijo Fred, arrebatando la carta del puño de Ron y mirándola a trasluz como si buscara marcas de agua.-

Nadie en su sano juicio pondría a Ron como prefecto.

Las cabezas de los gemelos se volvieron al unísono y clavaron la mirada en Harry.

-¡Pensamos que seguro eras tú!- dijo Fred, en un tono que sugería que Harry los había engañado de alguna manera.

- ¡Pensamos que Dumbledore estaba obligado a escogerte!- dijo George indignadamente.

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- ¡Habiendo ganado el Torneo de los Tres Magos y todo!- dijo Fred.

- Supongo que sus locuras contaron contra él- dijo George.

- Si- dijo Fred lentamente,- si, has causado muchos problemas, compañero. Bien, al menos uno de ustedes tiene bien claras sus prioridades.

Caminó hacia Harry y palmeó su espalda dirigiendo una mordaz mirada a Ron.

- Prefecto... El pequeño Ronnie Prefecto.

- Ohh, mamá estará conmocionada- gimió George, lanzándole la insignia a Ron como si fuera a contaminarse con ella.

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Денис Ратманов

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