Ron y Hermione se sentaron frente a él, mirándolo aún más contentos que cuando llegó a Grimmauld Place por primera vez, y el alivio y la felicidad que Harry había sentido, el cual se había visto mellado en algún modo luego de su encuentro con Lucius Malfoy, lo llenaron otra vez. De repente, la sombría casa parecía más cálida y acogedora que nunca; incluso Kreacher parecía menos feo cuando metió su hocico en la cocina para averiguar la fuente de todo ese ruido.
- Por supuesto, una vez que Dumbledore se puso de tu lado, no había manera de que te condenaran- dijo Ron alegremente, sirviendo grandes cantidades de puré de papas en los platos.
- Si, él revolvió todo para mí- dijo Harry. Sintió que sonaría muy desagradecido, por no decir muy infantil, si dijera “Ojalá me hubiera hablado, sin embargo. O al menos mirado”
Cuando pensó esto, su cicatriz empezó a quemarle la frente tan fuerte que tuvo que presionarla con sus manos.
- ¿Qué pasa?- dijo Hermione, alarmada.
- La cicatriz- refunfuñó Harry.- Pero no es nada... me pasa todo el tiempo ahora...
Ninguno de los demás había notado nada; todos estaban sirviéndose comida para festejar el escape por los pelos; Fred, George y Ginny seguían cantando. Hermione se veía más bien 169
ansiosa, pero antes de que pudiera decir nada, Ron había dicho alegremente:
- Apuesto que Dumbledore se da una vuelta por acá esta noche, para celebrar con nosotros, ya saben.
- Creo que Dumbledore no podrá, Ron- dijo la señora Weasley, poniendo un enorme plato de pollo asado frente a Harry.- Está realmente ocupado en este momento.
- SE SALVÓ, SE SALVÓ, SE SALVÓ...
- ¡CÁLLENSE!- bramó la señora Weasley.
En los siguientes días Harry no pudo evitar notar que había una persona en el número doce de Grimmauld Place que no estaba completamente encantado de que él volviera a Hogwarts. Sirius había montado un muy buen show de alegría la primera vez que había escuchado las noticias, estrujando la mano de Harry, tan radiante como todos los demás. Pronto, sin embargo, se volvió mas taciturno y ceñudo que antes, hablando menos con todos, incluso con Harry, y pasando más tiempo encerrado en el cuarto de su madre con Buckbeak.
- ¡No te sientas culpable!- dijo Hermione severamente, luego de que Harry les confiara algunos de sus sentimientos a ella y a Ron, mientras fregaban un armario enmohecido en el tercer piso unos días después.- Perteneces a Hogwarts y Sirius lo sabe.
Personalmente, pienso que está siendo egoísta.
- Eso es un poco duro, Hermione- dijo Ron, frunciendo el ceño mientras trataba de limpiarse un poco de moho que se había pegado en el dedo.- Tu no querrías quedarte encerrada en esta casa sin ninguna compañía.
- ¡Estará acompañado!- dijo Hermione.- Este es el cuartel central de la Orden del Fénix, ¿no? Es que aún tiene esperanza de que Harry se quede a vivir aquí algún día.
- No creas eso- dijo Harry, sacudiéndose la ropa.- No me dio una respuesta directa cuando le pedí si podía.
- Es que no quería que crecieran sus propias esperanzas- dijo Hermione juiciosamente.- Y probablemente se sintió un poco 170
culpable, porque pienso que una parte de él realmente deseaba que te expulsaran. Entonces ambos serían descastados.
- ¡Retráctate!- dijeron Harry y Ron a la vez, pero Hermione simplemente se encogió de hombros.
- Corríganse ustedes. Pero algunas veces creo que la madre de Ron tiene razón y que Sirius te confunde con tu padre, Harry.
- ¿Así que crees que está mal de la cabeza?- dijo Harry acaloradamente.
- No, sólo creo que ha estado solo por mucho tiempo- dijo Hermione meramente.
En este punto, la señora Weasley entro en la habitación.
- ¿Aún no han terminado?- dijo, metiendo la cabeza en el armario.
- ¡Pensé que estarías aquí para decirnos que tomáramos un descanso!- dijo Ron amargamente.- ¿Sabes cuanto moho hemos quitado desde que llegamos aquí?
- Si están tan entusiasmados por ayudar a la Orden- dijo la señora Weasley,- pueden poner su granito de arena haciendo al cuartel general un lugar habitable.
- Me siento como un elfo doméstico- se quejó Ron.
- ¡Bueno, ahora que entiendes la sucia vida que llevan, quizá estés
más
activo
en
la
PEDDO!-
dijo
Hermione
esperanzadamente, cuando la señora Weasley los dejó.- Ya sabes, quizá no sería mala idea mostrarle a la gente lo horrible que es limpiar todo el tiempo; podríamos patrocinar una limpieza de la sala común de Gryffindor, todos los ingresos para la PEDDO, acabaría con la ignorancia y recaudaríamos fondos.
- Te patrocinaré para que termines con eso de la PEDDO-murmuró Ron, pero sólo Harry pudo oírlo.