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Ron no le había pedido a Dumbledore que le diera la insignia de prefecto. No era la culpa suya. ¿Iba él, Harry, el mejor amigo de Ron en el mundo, resentirse con él porque no le habían dado una insignia, reír con los gemelos a espalda de su amigo, desearle ruina, cuando, por primera vez, había superado a Harry en algo?

En este punto Harry escuchó de nuevo los pasos de Ron en la escalera. Se levantó, enderezó sus lentes y estampó una sonrisa en su cara cuando Ron entró con un salto.

-¡Ya cayó!-dijo alegremente. Ella dice que me va a comprar una Cleansweep si puede.

-Cool –dijo Harry, y se alivió al escuchar que esa voz en su cabeza había parado. –Escucha, Ron. Bien hecho, amigo.

La sonrisa de Ron se apagó.

-¡Nunca pensé que iba a ser yo!- dijo sacudiendo la cabeza-Estaba seguro que serías tú!

-Bah, supongo que causo muchos problemas. –dijo Harry haciendo eco a Fred.

179

-Sí-dijo Ron. –Sí, supongo... bueno, más vale que empaquemos

¿no?

Era extraño como generalmente sus posesiones parecían haberse desparramado solas desde que habían llegado.

La mayor parte de la tarde se les fue en recuperar sus libros y posesiones alrededor de toda la casa y ponerlos en los baúles escolares. Harry notó que Ron no dejaba de cambiar de lugar su insignia de prefecto, primero la puso en la mesita de al lado, después la guardó en el bolsillo del pantalón, y luego la sacó y se la colocó en la túnica arrugada, como viendo el efecto del rojo sobre el negro. Sólo cuando Fred y George la agarraron y le ofrecieron pegársela en la frente con un Hechizo de Pegamento Permanente la escondió en sus medias marrones y cerró el baúl.

La señora Weasley volvió del Callejón Diagon a eso de las seis repleta de libros y llevando un largo paquete envuelto en grueso papel marrón que Ron agarró con un gemido anhelante.

-No lo desenvuelvas ahora, la gente está llegando para la cena y los quiero que bajen todos- dijo la señora Weasley, pero en el momento que ella se perdió de vista Ron rasgó el papel con frenesí y examinó cada pulgada de su nueva escoba, con una expesión extasiada en la cara.

En la planta baja la señora Weasley había colgado una bandera escarlata por encima de la pesada mesa del comedor, la cual decía:

FELICITACIONES

RON Y HERMIONE

LOS NUEVOS PREFECTOS

Ella parecía estar mucho más contenta que en todo el resto de las vacaciones.

-Creo que tendríamos que tener una pequeña fiesta, no una cena corriente. Dijo cuando Harry, Ron, Hermione, Fred, George y Ginny entraron a la habitación. Tu padre y Bill están en camino, Ron. Les envié una lechuza y están muy emocionados, agregó, radiante.

Fred puso los ojos en blanco.

180

Sirius, Lupin, Tonks y Kingsley Shacklebolt ya habían llegado y Ojo-Loco Moody entró taconeando poco después de que Harry se hubiera servido una cerveza de manteca.

-Oh, Alastor, me alegro que de estés aquí- dijo radiante la señora Weasley, mientras Ojo-Loco se sacaba la capa de viaje- Te estábamos esperando hace añares. ¿Puedes echar un vistazo al escritorio del estudio y decirnos qué hay adentro? No queríamos abrirlo en caso de encontrar algo realmente repugnante.

-No hay problema, Molly ...

El ojo azul-eléctrico de Moody giró hacia arriba y miró fijamente a través del techo de la cocina.

-Estudio...-gruñó, con la pupila contraída. ¿Está el escritorio en la esquina? Sí, ya lo veo... Sí, es un boggart... ¿Quieres que vaya y lo eche, Molly?

-No, no, lo haré yo misma más tarde. –dijo la señora Weasley.

Tienes que tomar un trago. Tenemos una pequeña celebración, de hecho... –hizo un gesto a la bandera escarlata- ¡El cuarto prefecto en la familia!- dijo cariñosamente, revolviendo el pelo de Ron.

-¿Prefecto, eh?- gruñó Moody, su ojo normal puesto en Ron y el mágico rodando para ver dentro de su cabeza. Harry tuvo la muy incómoda sensación que lo miraba a él y que luego lo movía hacia Sirius y Lupin.

-Bueno,

felicidades-

dijo

Moody,

todavía

mirando

penetrantemente a ron con su ojo normal. Las figuras de autoridad siempre atraen problemas pero supongo que Dumbledore piensa que tu puedes resistir mayores infortunios o no te habría elegido...

Ron se veía más bien alarmado con este punto de vista, pero se salvó del problema de responder con la llegada de su padre y su hermano mayor. La señora Weasley estaba de tan buen humor que ni siquiera se quejó de que hubieran traído a Mundungus con ellos; éste tenía puesto un largo sobretodo que se abultaba en lugares inverosímiles y rehusó el ofrecimiento de quitárselo y dejarlo junto a la capa de Moody.

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- Bueno, creo que deberíamos hacer un brindis- dijo el señor Weasley cuando todo el mundo tuvo una bebida. Levantó su copa.- ¡Por Ron y Hermione, los nuevos prefectos de Gryffindor!

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Денис Ратманов

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