- Te escuché la pasada noche - dijo Dudley entrecortadamente -.
Hablando mientras dormías. Gimiendo.
- ¿Qué quieres decir?" repitió Harry, pero con una sensación fría en su estómago. Había visitado el cementerio en sueños la pasada noche.
Dudley se rió estridentemente, luego adoptó una aguda lloriqueante voz.
- "¡No mates a Cedric! ¡No mates a Cedric!" ¿Quién es Cedric?
¿Tu novio?"
- Yo, estás mintiendo - dijo Harry automáticamente. Pero su boca estaba ahora seca. Sabía que Dudley no estaba mintiendo. ¿Qué más sabría sobre Cedric?
- ¡Papá! ¡Ayúdame papá! ¡Va a matarme, papá! ¡Boo hoo!"
- Cállate - dijo Harry pausadamente -. ¡Cállate, Dudley, te lo advierto!
- ¡Ven y ayúdame papá! ¡Mamá, ven a ayudarme! ¡Ha matado a Cedric! ¡Papá ayúdame! Va a... ¡No apuntes esa cosa hacia mí!
Dudley retrocedió hasta la pared del callejón. Harry estaba apuntando su varita directamente al corazón de Dudley. Harry podía sentir sus catorce años de odio hacia Dudley en sus venas.
¿Por qué no le daba ahora su merecido?
- No vueltas a hablarme de eso nunca más - dijo Harry con un gruñido -. ¿Me has entendido?"
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- Apunta con esa cosa para otro lado
- He dicho "¿me has entendido?"
- Apunta para otro lado.
- ¿ME HAS ENTENDIDO?
- PON ESA COSA LEJOS DE...
Dudley hizo un jadeo raro, estremecido, como si hubiera sido sumergido en agua helada.
Algo pasó con la noche. El desparramo de estrellas sobre el cielo azul añil, se volvió de repente en un campo negro, y las luces (las estrellas, la luna y las farolas) desaparecieron. El ronroneo lejano de los coches y el murmullo de los árboles se había ido. La templada tarde se volvió de repente penetrante y fría. La oscuridad a su alrededor era total, impenetrable, silenciosa, como si una mano gigante hubiera dado sombra al callejón entero, dejándoles ciegos.
Por una décima de segundo Harry pensó que había hecho magia sin proponérselo, a pesar de que se había estado resistiéndolo con todas sus fuerzas -después la razón llegó a sus sentidos- él no tenía el poder para apagar las estrellas. Giró su cabeza y miró a ambos lados, intentando ver algo, pero la oscuridad presionaba sus ojos como un pesado velo.
La aterrorizada voz de Dudley irrumpió en la oreja de Harry.
- ¿Qué estás haciendo? ¡Páralo!
- ¡No estoy haciendo nada! ¡Cállate y no te muevas!
- ¡No puedo ver! ¡Me he quedado ciego! Yo...
- ¡He dicho que te calles!
Harry se levantó girando sus ojos a derecha e izquierda. El frío era tan intenso que estaba tiritando; la piel se le había puesto de gallina y los pelos de la nuca se le habían erizado - abrió sus ojos todo lo que podía, mirando a ciegas alrededor, sin ver nada.
No era posible... Ellos no pueden estar aquí... No en Little Whinging..." Agudizó sus oídos... Podría oírlos antes de verlos...
- ¡Se lo diré a papá! - lloriqueó Dudley - ¿Dónde estás? ¿Qué estás ha...
- ¿Te callarás? - siseó Harry - Estoy tratando de escu...
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Pero se calló. Acababa de escuchar lo que se estaba temiendo.
Había algo aparte de ellos en el callejón, alguien con sus traqueteantes, roncos alientos. Harry sintió una horrible sacudida y se levantó temblando en el frío aire.
- ¡Para eso! ¡Deja de hacer eso! ¡Te pegaré! ¡Lo juro!
- Dudley, calla...
WHAM
Un puño hizo contacto en un lado de la cabeza de Harry, haciéndole caer. Pequeñas blancas luces aparecieron delante de sus ojos. Por segunda vez en una hora Harry sintió como si su cabeza se hubiera partido en dos; al momento siguiente, había aterrizado en el duro suelo y su varita había volado fuera de su alcance.
- ¡Imbécil! - Harry gritó, sus ojos nublados por el golpe mientras se frotaba sus rodillas y manos, sintiéndose desesperado en la negrura. Escuchó a Dudley golpear la alambrada del callejón y dar un traspié.
- ¡DUDLEY VUELVE! ¡ESTÁS CORRIENDO DERECHO
HACIA ESO!"
Hubo un horrible chillido y los pasos de Dudley pararon. Al mismo tiempo, Harry sintió deslizarse un frío helado detrás de él, lo que sólo significaba una cosa. Había más de uno.
- ¡DUDLEY MANTÉN TU BOCA CERRADA!¡HAGAS LO
QUE HAGAS MANTÉN TU BOCA CERRADA! ¡Varita! -
Harry murmuró desesperadamente, con sus manos volando sobre el suelo como arañas - "Dónde... Varita... Vamos... ¡lumos!
Dijo el hechizo automáticamente, desesperado porque la luz pudiera ayudarle en su búsqueda - y con aliviada sorpresa, centellas luminosas salieron de su mano derecha - la punta de la varita se había prendido.
Se le revolvió el estómago.
Una figura dominante, con capucha, estaba deslizándose suavemente hacia él, quedándose suspendido en el suelo, ningún pie o cara era visible bajo sus túnicas, chupando en la noche.
Tropezando hacia atrás, Harry levantó su varita.
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- ¡Expecto patronum!