- Estoy tratando – dijo Neville tristemente, haciendo un esfuerzo tan grande que su redondo rostro brillaba con el sudor.
-¡Harry, creo que lo estoy consiguiendo! – gritó Seamus, quien había sido traído a su primera sesión de DA por Dean -
¡Mira....ah....se fue....pero definitivamente era algo peludo, Harry!
El Patronus de Hermione, una brillante nutria plateada, brincaba por todos lados alrededor de ella – Son lindas, ¿verdad? – dijo, mirándola cariñosamente.
La puerta de la habitación se abrió y se cerró. Harry miró alrededor para ver quién había entrado, pero no parecía haber nadie ahí. Esto pasó momentos antes de darse cuenta que la gente ubicada cerca de la puerta habían hecho silencio. Lo siguiente que supo fue que alguien tiraba de su túnica en alguna parte cerca de las rodillas. Miró hacia abajo y vio, con gran asombro, a Dobby, el elfo de la casa, mirándolo desde debajo de sus ocho sombreros de lana habituales.
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-¡Hola, Dooby! – lo saludó - ¿Qué estás.....qué te pasa?
El elfo tenía los ojos abiertos con terror y estaba temblando. Los miembros del DA que se encontraban más cerca de Harry habían guardado silencio; Todos en el salón observaban a Dobby. Los pocos Patronus que la gente había logrado conjurar se desvanecieron en una niebla plateada, dejando la habitación mucho mas oscura que antes.
-Harry Potter....señor – dijo el elfo con voz aguda, temblando de la cabeza a los pies – Harry Potter, señor....Dobby ha venido a advertirle....aunque los elfos de la casa han sido prevenidos para que no hablaran........
Él corrió con la cabeza hacia la pared. Harry, quien tenía experiencia de los hábitos de Dobby para auto-castigarse, intento detenerlo, pero Dobby tan apenas rebotó sobre la piedra, mientras sus ocho sombreros le servían de almohada. Hermione y unas cuantas chicas más dejaron escapar chillidos de miedo y simpatía.
-¿Qué está pasando, Dobby? – preguntó Harry, agarrando al elfo por el diminuto brazo y alejándolo de cualquier cosa con la que pudiera tratar de lastimarse.
-Harry Potter.......ella......ella...
Dobby se golpeó fuertemente en la nariz con el puño libre. Harry lo detuvo nuevamente.
-¿Quién es “ella” Dobby?
Pero él creía saberlo; con toda seguridad sólo había una “ella”
que pudiera inducir tal miedo en Dobby.
-¿La Umbridge? – preguntó Harry, horrorizado.
Dobby asintió, luego trató de impactar su cabeza contra las rodillas de Harry. Este lo sujetó a prudente distancia.
-¿Qué pasa con ella? ¿Dobby...... ella no habrá averiguado sobre esto......sobre nosotros.....sobre el DA?
Él leyó la respuesta en la afligida cara del elfo. Aferró sus manos mientras el duende intentaba golpearse y caía en el suelo.
-¿Ella está viniendo para acá? – preguntó Harry, quedamente.
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Dobby soltó un aullido y empezó a batir con fuerza sus pies desnudos contra el piso.
-¡Sí, Harry Potter, sí!
Harry se enderezó y miró a las personas que lo rodeaban que, inmóviles, contemplaban aterrorizadas al elfo que se retorcía.
-¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO? – bramó Harry - ¡CORRAN!
De inmediato, todos corrieron hacia la salida, formando un follón en la puerta, mientras la gente la atravesaba a empujones. Harry podía oírlos correr a toda velocidad a lo largo de los corredores y esperó que tuvieran el buen sentido de no intentar hacer todo el recorrido hasta sus dormitorios. Eran apenas las diez y nueve minutos; bastaba con que se refugiaran en la biblioteca o la lechucearía que quedaban más cerca.
-¡Harry, vámonos! – gritó Hermione desde el centro del grupo de personas que peleaban por salir.
Él levantó a Dobby, quien aún seguía intentando dañarse seriamente, y corrió con el elfo en brazos para unirse a los últimos de la fila.
-Dobby, esto es una orden, regresa a la cocina con los otros elfos y, si ella te pregunta si me advertiste, miente y di que no – dijo Harry - ¡Y te prohíbo que te lastimes a ti mismo¡ - agregó, bajando al duende al tiempo que alcanzaba el umbral y cerraba la puerta detrás de él.
-¡Gracias, Harry Potter! – dijo Dobby con voz aguda y desapareció como un rayo. Harry miró a derecha e izquierda, todos los demás se habían movido tan rápido que apenas percibió vislumbres de sus talones voladores al final del corredor antes que ellos desaparecieran; él comenzó a correr hacia la derecha; había un baño de chicos adelante y podía pretender que había estado ahí todo el tiempo si podía alcanzarlo.
-AAARGH
Algo lo atrapó por los tobillos y él cayó espectacularmente, dando un patinazo de seis pies hacia delante antes de detenerse.
Alguien detrás de él estaba riendo. Dio la vuelta sobre su espalda 614
y vio a Malfoy en un nicho, debajo de un florero con la forma de un horrible dragón.
-¡Mal
tropezón,
Potter!
–
comentó
-
¡Hey,
Profesora.....PROFESORA!¡Tengo a uno!