Ogden calló. El cascabeleo, los sonidos del trote de los caballos y las voces fuertes y risueñas se colaron a través de la ventana abierta. Aparentemente la senda sinuosa que iba hacia el pueblo pasaba muy cerca del bosquecillo donde la casa perduraba. Gaunt se congeló, oyendo, y ensanchando sus ojos. Morfin siseó y revolvió su cara hacia los sonidos, con su expresión hambrienta. Merope levantó su cuello. Su cara estaba rigurosamente blanca.
‘¡Dios mío, esta cosa ofende la vista!’ Se oyó fuera la voz de una chica, claramente audible a través de la ventana abierta, como si ella estuviera justo al lado de ellos.’¿Tu padre no puede tirar abajo esta casucha, Tom?’
‘No es de nosotros,’ dijo una voz joven. ‘Todo lo que hay al otro lado del valle nos pertenece, pero esta casa de campo pertenece a un viejo vagabundo llamado Gaunt y a sus niños. El hijo está realmente chiflado, deberías oír la cantidad de historias que dicen en el pueblo ...‘
La chica se rió. El cascabeleo y los ruidos galopantes iban en aumento más fuerte y más fuerte. Morfin hizo ademán de salir de su sillón. ‘Permanece sentado,’ dijo su padre como advertencia, en Pársel.
‘¿Tom?,’ dijo la voz de la chica otra vez, que ahora sí se oía realmente cercana a la casa, ‘puede que esté equivocada
... ¿pero ha clavado alguien una serpiente en esa puerta?’
‘¡Dios mío!, ¡tienes razón!’ dijo la voz del hombre. ‘Habrá sido el hijo, ya te dije que no está bien de la cabeza. No mires eso, Cecilia, querida.’
El cascabeleo y el trote apenas eran perceptibles otra vez.
‘Querida ...’ susurró Morfin en Pársel, mirando a su hermana. La ha llamado amorcito, así es que él no la desprecia.’
Merope estaba tan blanca que Harry pensó que iba a desmayarse.
‘¿Qué es eso?’ dijo Gaunt agudamente, también en Pársel, escuchando el miramiento de su hijo para su hija. ‘¿Qué dijiste, Morfin?’
‘A ella le gusta mirar a ese Muggle,’ dijo Morfin, con una expresión cruel en su cara como si estuviese clavando sus ojos en su hermana, quien ahora se vio aterrorizada.
‘Siempre en el huerto cuando él pasa, lo mira con atención a través de la valla. ¿No, Merope? Y la última noche ...’
Merope negó con la cabeza a sacudidas, suplicantemente, pero Morfin siguió cruelmente: ‘... se mantuvo en la ventana en espera de que él pasara montado en su caballo, ¿no Merope?’
‘¿Manteniéndose en la ventana para mirar a un Muggle?’ dijo Gaunt quedadamente.
Los tres Gaunts parecieron haber olvidado a Ogden, que los miraba desconcertado e irritado en este arranque renovado de siseo incomprensible.
‘¿Es cierto eso?’ dijo Gaunt con voz mortífera, adelantando un paso o dos hacia la chica aterrorizada. ‘¿Mi hija –
descendiente de pura sangre de Salazar Slytherin – estando en busca de un sucio Muggle, que lleva la suciedad en las venas?’
Merope negó con la cabeza frenéticamente, presionándose contra la pared, aparentemente incapaz para hablar.
‘¡Pero traje a ese Muggle, padre!’ dijo Morfin cacareado. ‘¡Lo traje hasta aquí y no se vió tan bonito con erupciones y colmenas por todo su cuerpo! ¿O no, Merope?’
‘¡Estoy tan disgustado, pequeña Squib! ¡Eres una pequeña traidora sangre-sucia!’ Gaunt perdió el control y a gritos cerró sus manos alrededor de la garganta de su hija.
Harry y Ogden gritaron ‘¡No!’ al mismo tiempo; Ogden levantó su varita y gritó, ‘¡Relaskio!’
Gaunt fue tirado atrás, lejos de su hija. Tropezó con una silla y sintió el suelo en su espalda. Con un rugido de furia, Morfin se tiró del sillón y se lanzó contra Ogden, blandiendo su cuchillo ensangrentado y tirando rayos de fuego indiscriminadamente de su varita.
Ogden corrió para salvar su vida. Dumbledore indicó que debían seguirlo y Harry obedeció, mientras los gritos de Merope hacían eco en sus orejas.
Ogden se lanzó camino arriba y salió hasta la senda principal, con los brazos sobre la cabeza, donde chocó con un caballo marrón lustroso que estaba montado por un joven muy mozo, de pelo oscuro. Él y la chica bonita iban en coche al lado de él en un caballo pardo y se rieron a carcajadas al ver a Ogden, que rebotó de lado contra el flanco del caballo e hizo estallar otra vez, su levita volando, cubierto de pies a cabeza en polvo, andando confuso hacia arriba Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
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‘Pienso que esto servirá, Harry,’ dijo Dumbledore. Tomó a Harry del codo y tiró fuertemente de él. Al momento siguiente ambos estaban elevándose como si no pesaran nada en la oscuridad, hasta que aterrizaron de nuevo en el despacho ahora a media luz de Dumbledore.
‘¿Qué le pasó a la chica de la casa de campo? dijo Harry de inmediato, tan pronto como Dumbledore encendía las lámparas con un golpecito de su varita. ‘Merope, o como quiera que fuese su nombre.’