Читаем En el primer cí­rculo полностью

Los fascistas haraganes de su cuarto año de prisión de post guerra no tenían deseo alguno de trabajar. A los ojos de los rusos era insoportable verlos descargar ladrillos de los camiones, despacito y cuidadosamente, como si los ladrillos fueran hechos de cristal, pasando cada uno de mano en mano hasta que lo amontonaban en la pila. Mientras instalaban radiadores en las ventanas y rehacían los pisos podridos, los alemanes rondaban por los cuartos super secretos y leían malhumorados las inscripciones alemanas e inglesas sobre los equipos. Cualquier escolar alemán podría haber adivinado qué tipo de laboratorio era aquél. Rubin adelantó todo esto en un informe al coronel de Ingenieros, y su informe fue muy preciso. Pero era también muy inconveniente para los oficiales jefes de seguridad Shikin y Myshin (conocidos entre los prisioneros, — colectivamente como Shishkin-Myshkin), porque ¿qué se le podía hacer ahora? ¿Iban ellos a denunciar su propio descuido a las altas autoridades? Y ya era demasiado tarde, de cualquier forma, para corregir las cosas, porque los prisioneros de guerra habían sido repatriados y aquellos que fueron a Alemania Occidental, podrían, sí uno se detuviera a pensar, delatar la ubicación del instituto y la disposición de los laboratorios industriales a cualquiera que le interesase. Por lo tanto, sin difundir el informe de Rubín, el comandantemayor Shikin insistió en que ningún taller del instituto debía saber los secretos de cualquiera de los otros, tanto como desconocerían las novedades del mercado de la isla de Madagascar. Si oficiales de otras divisiones del mismo ministerio salían a buscar al coronel de Ingenieros por trabajos del ministerio, no le era permitido divulgar la dirección de su instituto; para preservar este inviolable secreto se reunía con ellos en el Lubyanka.

Cuando los alemanes fueron enviados de vuelta a sus hogares, trajeron zeks para reemplazarlos, exactamente como aquéllos de la sharashka, salvo que sus ropas estaban sucias y rotas y no recibían pan blanco. Ahora bajo los tilos resonaban las grandes maldiciones del campo de concentración, algunas veces justificadas y otras no, lo que les recordaba a los zeks de la sharashkasu leal Madre patria, y su propio implacable destino. Los ladrillos fueron arrancados de los camiones como por ráfagas de viento, de modo que casi ninguno quedaba entero. Con un grito de ¡uno, dos, tres arriba! los zeks levantaban una campana de madera terciada hasta el interior del camión. Se encaramaban bajo ella siendo encerrados adentro y conducidos por las calles de Moscú, abrazándose alegremente a las jóvenes que los injuriaban. Así, cada noche encerrados todos bajo la campana eran llevados a su campamento.

Y así, en este castillo encantado, separado de la capital y de sus mal informados habitantes por una mágica tierra de nadie, estos lémures en sus negras chaquetas acolchadas forjaron cambios fabulosos: un abastecimiento de agua, un sistema de cloacas, calefacción central y canteros de flores.

Mientras tanto esta privilegiada institución estaba creciendo y expandiéndose. El instituto Mavrino tomó bajo su ala otro instituto de investigación más, con personal suficiente que había sido contratado en trabajo similar. Este instituto vino completo, con escritorios, mesas, gabinetes, y archivos de documentos; el tipo de material que se vuelve obsoleto no en años sino en meses, y su jefe, mayor de Ingenieros Roitman, se trasformó en el remplazante de Yakonov. Desgraciadamente, el creador, inspirador, y protector del reciente instituto, coronel Yakov Ivanovich Mamurin, el jefe de Comunicaciones Especiales y uno de los más importantes oficiales del gobierno, había desaparecido anteriormente bajo trágicas circunstancias.

Ocurrió, que el Líder de toda Humanidad Progresista habló una vez con la provincia Yañ-mañ y se mostró insatisfecho con los chillidos e interrupciones del teléfono. Lo llamó a Beria y dijo en georgiano: ¡Lavrenty! ¿Qué clase de idiota tienes como jefe de comunicaciones? ¡Despréndete de él!

Así se desembarazaron de Mamurin: es decir, lo encarcelaran en Lubyanka. Se desembarazaron de su persona, pero no sabían qué hacer con él. No hubo ninguna de las habituales directivas subsiguientes; ninguna instrucción sobre si lo sentenciaban, y, si así lo hacían, por qué causa y qué plazo de prisión darle. Si no hubiera sido uno de los de ellos, le hubieran dado como ellos dicen —25 años adicionales de privación de los derechos civiles— y lo hubieran mandado a Norilsk. Pero, atentos al refrán "Hoy por ti, mañana por mí", sus colegas anteriores lo detuvieron el caso Mamurin, y cuando se convencieron que Stalin lo había olvidado, lo mandaron sin interrogarlo y sin sentencia a la casa de campo suburbana en Mavrino.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Аламут (ЛП)
Аламут (ЛП)

"При самом близоруком прочтении "Аламута", - пишет переводчик Майкл Биггинс в своем послесловии к этому изданию, - могут укрепиться некоторые стереотипные представления о Ближнем Востоке как об исключительном доме фанатиков и беспрекословных фундаменталистов... Но внимательные читатели должны уходить от "Аламута" совсем с другим ощущением".   Публикуя эту книгу, мы стремимся разрушить ненавистные стереотипы, а не укрепить их. Что мы отмечаем в "Аламуте", так это то, как автор показывает, что любой идеологией может манипулировать харизматичный лидер и превращать индивидуальные убеждения в фанатизм. Аламут можно рассматривать как аргумент против систем верований, которые лишают человека способности действовать и мыслить нравственно. Основные выводы из истории Хасана ибн Саббаха заключаются не в том, что ислам или религия по своей сути предрасполагают к терроризму, а в том, что любая идеология, будь то религиозная, националистическая или иная, может быть использована в драматических и опасных целях. Действительно, "Аламут" был написан в ответ на европейский политический климат 1938 года, когда на континенте набирали силу тоталитарные силы.   Мы надеемся, что мысли, убеждения и мотивы этих персонажей не воспринимаются как представление ислама или как доказательство того, что ислам потворствует насилию или террористам-самоубийцам. Доктрины, представленные в этой книге, включая высший девиз исмаилитов "Ничто не истинно, все дозволено", не соответствуют убеждениям большинства мусульман на протяжении веков, а скорее относительно небольшой секты.   Именно в таком духе мы предлагаем вам наше издание этой книги. Мы надеемся, что вы прочтете и оцените ее по достоинству.    

Владимир Бартол

Проза / Историческая проза