“Es la Profesora Umbridge, señor — necesita su ayuda,” dijo Malfoy. “Encontraron a Montague, señor. Apareció atorado dentro de un baño en el cuarto piso.”
“¿Cómo se metió ahí?” ordenó Snape.
“No sé, señor, él está un poco confundido...”
“Muy bien, muy bien — Potter,” dijo Snape, “en lugar terminaremos esta lección mañana en la tarde.”
Se dio la vuelta y salió de su oficina. Malfoy esbozó con los labios “¿Remedios Curativos?” a Harry detrás de Snape antes de seguirlo.
Agitado, Harry puso su varita dentro de su ropa e hizo para dejar el cuarto. Por lo menos tenía 24 horas más en las que podía practicar; sabía que tenía que sentirse agradecido por el oportuno escape, aunque era difícil que fuera a expensas de que Malfoy le dijera a toda la escuela que necesitaba Remedios Curativos...
Estaba en la puerta de la oficina cuando lo vio: un parche de luz vibrante bailando en el marco de la puerta. Harry se detuvo, viéndola, acordándose de algo... Entonces se acordó: era un poco como las luces que había visto en su sueño de la otra noche, las luces en el segundo cuarto en el que había caminado en su viaje al Departamento de Misterios.
Se dio la vuelta. La luz venía del Pensadero que estaba en el escritorio de Snape. Los contenidos plateados y blancos estaban bajando y girando dentro. Los pensamientos de Snape... cosa que él no quería que Harry viera si rompía accidentalmente dentro de las defensas de Snape...
Harry fijó su mirada en el Pensadero, la curiosidad recorriéndole sus entrañas... ¿Qué era eso que Snape estaba tan interesado en esconderle a Harry?
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Las plateadas luces vibraban en la pared... Harry se movió dos pasos hacia el escritorio, pensando profundamente. ¿Podría acaso ser información acerca del Departamento de Misterios que Snape estaba determinado a esconderle?
Harry vio sobre su hombro, su corazón golpeando más fuerte y más rápido que nunca. ¿Cuánto se tardaría Snape en sacar a Montague del baño? ¿Después de eso vendría directo a su oficina, o acompañaría a Montague a la enfermería? Seguramente más tarde... Montague era Capitán del equipo de Quidditch de Slytherin, Snape querría estar seguro de que estuviera bien...
Harry caminó lo poco que quedaba hacia el Pensadero y se paró frente a él, viendo hacia las profundidades. Dudó, oyendo, entonces sacó su varita otra vez. La oficina y el corredor de más allá estaban en completo silencio. Le dio un pequeño toque a los contenidos del Pensadero con la punta de su varita.
El contenido plateado empezó a girar rápidamente. Harry se inclinó sobre él y vio que se había hecho transparente. Estaba, otra vez, viendo hacia abajo a un cuarto como si fuera a través una ventana circular en el techo... De hecho, a menos que estuviera muy equivocado, estaba viendo hacia abajo al Gran Comedor...
Su respiración estaba empañando la superficie de los pensamientos de Snape... Su cerebro parecía estar en el limbo...
Estaría loco en hacer esa cosa a la que estaba tentado... Harry estaba temblando... Snape podría regresar en cualquier momento... pero Harry pensó en la ira de Cho, de la burlona cara de Malfoy, y una imprudente audacia se apoderó de él.
Tomó una gran bocanada de aire y metió su cara en la superficie de los pensamientos de Snape. En ese momento, el piso de la oficina se tambaleó, metiéndose de cabeza en el Pensadero...
Se caía a través de fría oscuridad, girando rápidamente mientras bajaba, y entonces —
Estaba parado en medio del Gran Comedor, pero las cuatro mesas de las Casas no estaban. En lugar había más de cien pequeñas mesas, todas viendo hacia la misma dirección, y en 646
cada una se sentaba un estudiante, cabeza abajo, escribiendo en un rollo de pergamino. El único sonido era el raspar de las plumas y el ocasional crujido cuando alguien ajustaba su pergamino. Era claramente tiempo de examenes.
Los rayos del sol entraban por las ventanas más altas hasta la encorvadura de las cabezas, que brillaban color castaño y cobre y dorado en la brillante luz. Harry vio cuidadosamente alrededor.
Snape debería estar en algún lugar por aquí... Esta era su memoria...
Y ahí estaba, en una mesa justo atrás de Harry. Harry lo vio con asombro. Snape el adolescente tenía una delgada y pálida mirada, como una planta guardada en la oscuridad. Su pelo era lacio y grasoso y estaba agitándose sobre la mesa, su nariz ganchuda apenas a una pulgada de la superficie del pergamino mientras escribía. Harry caminó por atrás de Snape y leyó el encabezado del examen:
DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS — TITULO
INDISPENSABLE DE MAGIA ORDINARIA