´¡Vete yéndote! ´¡Tienes que marcharte en media hora! ¡Vete y nunca traspases esta puerta otra vez! Porqué te hemos mantenido en primer lugar, no lo se, Marge tenía razón, tendrías que haber ido a un orfanato. Nosotros tenemos bastante con lo nuestro, pensamos que podríamos hacerte un lugar, pensamos que podíamos volverte normal, pero tú has vuelto al principio y yo ya tengo suficiente- ¡lechuzas!.
La quinta lechuza bajó por la chimenea tan rápido que se golpeó contra el suelo antes de salir volando por el aire. Harry levantó su mano para tomar la carta, que tenía un sobre escarlata, pero ésta voló por encima de su cabeza directamente hacia tía Petunia, que empezó a gritar y puso los brazos sobre la cara. La lechuza puso el sobre rojo en su cabeza, se dio la vuelta y salió por la chimenea.
Harry intentó acercarse a tomar la carta, pero tía Petunia le golpeó.
- ‘Puedes abrirla si quieres’, dijo Harry, ‘pero oiré lo que dice de todos modos. Es un vociferador.
- ‘Déjalo Petunia’, rugió el tío Vernon. ‘¡No lo toques, podría ser peligroso!
- ‘Está dirigida a mí’, dijo tía Petunia con voz temblorosa. ‘Esta dirigida a mí, mira Vernon! ‘Sra. Petunia Dursley, La cocina, número 4, Privet Drive’
Tía Petunia contuvo el aliento horrorizada. El sobre rojo comenzó a echar humo.
- ´¡Ábrelo! Urgió Harry. ‘Sucederá de todos modos’.
- ‘No’
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Las manos de tía Petunia estaban temblando. Miró alrededor de la cocina como buscando una ruta de escape, pero era demasiado tarde- el sobre ardió en llamas. Tía Petunia gritó y lo alejó.
Una horrorosa voz llenó la cocina, resonando en el reducido espacio desde la ardiente carta que estaba en la mesa.
- ‘Recuerda lo último, Petunia’
Tía Petunia parecía como si fuera a desmayarse. Se sentó en la silla al lado de Dudley, con la cara entre las manos. Los restos del sobre ardían sin llamas entre las cenizas en silencio.
- ‘¿Qué es esto? Dijo tío Vernon con voz ronca. ‘¿Qué, Petunia?
Tía Petunia no dijo nada. Dudley estaba mirando estúpidamente a su madre con la boca abierta. El silencio era horrible. Harry estaba observando a su tía, totalmente perplejo, su cabeza latiendo.
- ‘Petunia, ¿cariño? Dijo tío Vernon tímidamente. ‘P – Petunia?
Ella levantó la cabeza. Estaba aún temblando. Estaba atragantada.
- ‘El chico – el chico debe quedarse, Vernon’, dijo débilmente.
- ‘Qué?’
- ‘Se queda’, dijo. No estaba mirando a Harry. Se puso de pie de nuevo.
- ‘Él... pero Petunia...’
- ‘Si lo echamos, los vecinos hablarán’, dijo ella. Rápidamente había recuperado su habitual energía, sus vigorosas maneras, aunque estaba todavía muy pálida. ‘Harán preguntas, querrán saber donde se ha ido. Tenemos que dejarlo aquí. Tío Vernon estaba desinflado como un viejo neumático.
- ‘Pero Petunia, querida’
Tía Petunia lo ignoró. Se volvió hacia Harry.
- ‘Debes a quedarte en tu habitación’, dijo. ‘No dejes la casa.
Ahora vete a la cama’.
Harry no se movió.
- ‘¿Quién envió el Vociferador?
- ‘No hagas preguntas’, soltó Tía Petunia
- ‘¿Estas en contacto con los magos?’
- ‘Te dije que te vayas a la cama.’
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- ¿Qué significaba? ¿Recuerda el último qué?
- ‘¡A la cama!’
- ‘¿Cómo...?’
- ‘¡YA HAS OÍDO A TU TÍA, VETE AHORA A LA CAMA!’.
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He sido atacado por dementores y puedo ser expulsado de Hogwarts. Quiero saber que esta pasando y cuando me voy a ir de aquí.
Harry copió estas palabras en 3 piezas separadas de pergamino en el momento en que llegó al escritorio de su oscura recámara.
La primera la dirigió a Sirius, la segunda a Ron y la tercera a Hermione. Su buho, Hedwig, estaba de cacería; su jaula se hallaba vacía en el escritorio. Harry paseó en su habitación esperando a que ella regresara, con su cabeza palpitándole con fuerza, su cerebro demasiado ocupado como para dormir aunque sus ojos le picaban de cansancio. Su espalda le dolía por cargar a Dudley de regreso a casa, y los 2 bultos en su cabeza donde la ventana y Dudley le había pegado le latían dolorosamente.
De un lado a otro paseó, consumido en enojo y frustración, rechinando sus dientes y apretando sus puños, lanzando miradas furiosas afuera en el cielo vacío, lleno de estrellas cada vez que pasaba por la ventana. Dementores mandados a capturarlo, la señora Figg y Mundungus Fletcher cuidándole las espaldas en secreto, después su suspensión de Hogwarts y su juicio en el Ministerio de Magia- y aun nadie le decía que estaba ocurriendo.
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¿Y de que, de que había hablado el Vociferador? ¿De quién era la voz había resonado horriblemente, tan amenazante, a través de la cocina?
¿Por que seguía atrapado aquí sin información? ¿Por que todo el mundo lo estaba tratando como un niño travieso? No hagas más magia, quédate en casa...