—En ésa, descubrimos que la primera formulación era errónea, y que de hecho, «las necesidades de uno superan a las necesidades de muchos». Parecía intuitivamente correcto que el tipo con el pelo falso y los otros deberían estar dispuestos a sacrificar sus vidas para salvar a un camarada con el que no compartían parentesco, aunque eso desafíe a la lógica matemática. Y sin embargo, sucede continuamente: muchas sociedades humanas y todas las forhilnores son democráticas; están consagradas al principio de que cada individuo tiene el mismo valor. Es más, he visto la gran frase inventada por vuestros vecinos del sur: «Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres han sido creados iguales.» Y sin embargo, las personas que escribieron esas palabras poseían esclavos, ignorando la ironía, por emplear la palabra que me has enseñado, de tal hecho.
—Cierto —dije.
—Muchos científicos humanos y forhilnores han intentado reducir el altruismo a imperativos genéticos, sugiriendo que el grado de sacrificio que estamos dispuestos a realizar por otro es directamente proporcional a la cantidad de material genético compartido. Tú y yo, dicen esos científicos, no nos sacrificaríamos necesariamente por salvar un hermano o un hijo, pero lo consideraríamos justo si nuestra muerte salvase a dos hermanos o hijos, ya que entre ellos tienen la misma cantidad de nuestros genes que nosotros también poseemos. Y con seguridad nos sacrificaríamos por salvar a tres hermanos o hijos, ya que esa cantidad representa una mayor concentración de material genético de la contenida en nuestros cuerpos.
—Yo moriría por salvar a Ricky —dije.
Señalé la fotografía sobre mi mesa, con el fondo de cartón enfrentado a Hollus.
—Y sin embargo, si comprendo lo que dijiste, Ricky no es tu hijo natural.
—Así es. Sus padres biológicos no le quisieron.
—Lo que resulta confuso a dos niveles: que los padres pudiesen elegir rechazar a un hijo sano y que un no padre pudiese elegir adoptar al hijo de otro. Y evidentemente, hay mucha gente que, desafiando la lógica genética, ha elegido no tener hijos. Simplemente no hay fórmula que describa con éxito la amplitud de las elecciones humanas y forhilnores en las áreas del altruismo y el sacrificio; no se pueden reducir a matemática.
Pensé en el o; ciertamente, el que Hollus interviniese a mi favor ante Christine era altruista, pero era evidente que no tenía absolutamente nada que ver con favorecer a un pariente genético.
—Supongo —dije.
—Pero —dijo Hollus—, nuestros amigos los wreeds, al no haber desarrol ado nunca la matemática tradicional, jamás se asombran ante esas preguntas.
—Bien, ciertamente el os me asombran a mí —dije—. Durante años, a menudo me he quedado despierto en la cama intentado resolver problemas morales —me vino a la cabeza el viejo chiste del agnóstico disléxico e insomne que se queda despierto por las noches preguntándose si existe el perro—.∗Es decir, ¿de dónde proviene la moral? Sabemos que es malo robar, y… —hice una pausa—. Lo sabes, ¿no? Es decir, ¿los forhilnores tienen un tabú contra el robo?
—Sí, aunque no es innato; los niños forhilnores cogen todo lo que encuentran.
—Es igual con los niños humanos. Pero crecemos para comprender que está mal y, sin embargo… y sin embargo ¿por qué creemos que está mal? Si incrementa el éxito reproductivo, ¿no debería estar favorecido por la evolución? Ya que estamos, creemos que la infidelidad está mal, pero es evidente que podría aumentar mi éxito reproductivo impregnando a varias hembras. Si el robo es ventajoso para los que lo practican con éxito, y el adulterio es una buena estrategia, al menos para los machos, para incrementar la presencia en el acervo genético, ¿por qué creemos que están mal? ¿La moral producida por la evolución no debería ser de la del estilo de Bill Clinton… disculparte si te pillan?
Los pedúnculos de Hollus se movieron con mayor rapidez de lo normal.
—No tengo respuesta —dijo—. Luchamos por obtener soluciones a los problemas morales, pero éstos siempre nos derrotan. Importantes pensadores, tanto humanos como forhilnores, han dedicado su tiempo a plantearse el sentido de la vida y cómo sabemos que algo es moralmente erróneo. Pero a pesar de siglos de esfuerzo, no se han realizado progresos. Esas preguntas están tan lejos de nuestra comprensión como «¿cuánto es dos más dos?» para los wreeds.
Agité la cabeza incrédulo.
—Sigue resultándome increíble que simplemente no puedan comprender que dos objetos más dos objetos adicionales sean cuatro objetos.
El forhilnor inclinó el cuerpo hacia mí flexionando las rodil as inferiores de tres de las patas.