—Ni nosotros tampoco hasta encontrarnos con los wreeds —dijo Hollus—. Pero la estructura de su ojo también influye en su forma de pensar. Centrándonos en la matemática durante un momento, piensa en el modelo básico de todos los ordenadores digitales, ya estén fabricados por humanos o por forhilnores; es el modelo que vosotros llamáis, según un documental que vi en la cadena pública, máquina de Turing.
La máquina de Turing no es más que una cinta de papel infinitamente larga dividida en celdas, junto con la cabeza escritora/ borradora que puede moverse de izquierda a derecha o permanecer inmóvil, y que puede escribir un símbolo en una celda o borrar el símbolo que estaba al í. Programando movimientos y acciones de la cabeza escritora/borradora, puede resolverse cualquier problema computable. Le indiqué a Hollus que continuase.
—El ojo wreed ve un panorama completo y circular, y no requiere enfoque: todos los objetos se ven en todo momento con igual claridad. Los humanos y los forhilnores empleamos las palabras «concentrar» y «enfocar» para describir tanto fijar la atención y el acto de pensar; te concentras en una tarea, enfocas un problema. Los wreeds no hacen ninguna de las dos cosas, perciben el mundo de forma holista, porque son fisiológicamente incapaces de enfocar una cosa. Oh, pueden establecer prioridades de forma intuitiva: los depredadores cercanos son más importantes que una hoja de hierba lejana. Pero la máquina de Turing se fundamenta en una forma de pensar que a el os les resulta extraña; la cabeza impresora es donde se concentra toda la atención; es el foco de la operación. Los wreeds nunca desarrollaron ordenadores digitales. Sin embargo, sí tienen ordenadores analógicos y les gusta modelar fenómenos empíricamente, así como comprender los factores que los producen. Pero no pueden ofrecer un modelo matemático. Para expresarlo de otra forma, pueden predecir sin explicar; su lógica es intuitiva, no deductiva.
—Asombroso —dije—. Yo me inclinaba por pensar que la matemática sería lo único que compartiríamos con otras formas de vida inteligentes.
—Ésa era también nuestra suposición. Y, evidentemente, los wreeds sufren algunas desventajas por su falta de matemática. La radio les elude; lo que explica por qué a pesar de que el proyecto SETI haya estado escuchando a Delta Pavonis, no se les detectase. Mi pueblo se sorprendió hasta el extremo al encontrar una civilización tecnológica cuando nuestra nave estelar l egó allí.
—Bien, quizá los wreeds realmente no sean inteligentes —expuse.
—Lo son. Levantan ciudades hermosas a partir de la arcilla que cubre la mayor parte de su mundo. Para ellos, la planificación urbana es una forma artística; perciben la metrópoli completa como una entidad cohesiva. De hecho, de muchas formas, son más inteligentes que nosotros. Bien, quizá se trate de una exageración; digamos que son inteligentes de forma diferente. Lo más cerca que hemos llegado para establecer un área común es en el uso de la estética para evaluar las teorías científicas. Tanto tú como yo estamos de acuerdo en que la teoría más hermosa probablemente sea la correcta; buscamos la elegancia en el funcionamiento de la naturaleza. Los wreeds comparten esa idea, pero para ellos es mucho más innato comprender lo que constituye la belleza; les permite discernir qué teoría de varias es la correcta sin demostrarlas matemáticamente. Su sentido de la belleza también parece estar relacionado con el hecho de que sean buenos en materias que a nosotros nos dejan perplejos.
—¿Como cuáles?
—Como la ética y la moral. En la sociedad wreed no hay crimen, y parecen capaces de resolver con facilidad los dilemas morales más complejos.
—¿Por ejemplo? ¿Qué ideas tienen sobre asuntos morales?
—Bien —dijo Hollus—, una es que no es preciso defender el honor.
—Muchos humanos estarían en desacuerdo.
—Sospecho que ninguno que esté en paz consigo mismo.
Pensé en ello, luego me encogí de hombros. Quizá tuviese razón.
—¿Qué más?
—Dímelo tú. Preséntame un ejemplo de un dilema moral, e intentaré mostrarte cómo lo resolvería un wreed.
Me rasqué la cabeza.
—Vale… vale, ¿qué hay de éste? Mi hermano Bill se ha casado hace poco por segunda vez. Bien, creo que su nueva esposa, Marilyn, es encantadora…
—Los wreeds dirían que no deberías intentar aparearte con la esposa de tu hermano.
Reí.