Читаем Círculo de espadas полностью

—¿Cómo se supone que debo llamarte? He optado por Nicholas porque en realidad no te conozco muy bien; pero al parecer todos los alienígenas te llaman Nicky.

—Los que has conocido son todos amigos míos. No doy permiso a muchos para llamarme Nicky y sólo unos cuantos lo hacen sin mi permiso. Nick está bien, o Nicholas. —Sonrió—. Supe que empezabas a ponerte de nuestra parte cuando me llamaste Nick en aquella habitación del sótano del recinto; no lo habías hecho con anterioridad; y fue casi el último pensamiento racional que tuve durante un tiempo: «Tal vez este estúpido y espantoso plan acabe fracasando.»

—No me he puesto de vuestra parte, Nick.

—No he utilizado las palabras adecuadas. Supe que sentías cierta simpatía por mí, y eso me dio ciertas esperanzas. ¿Así está mejor?

—Sí.

Ella empezó a comer. El se bebió el café en silencio. Luego salieron para reunirse con las mujeres de Ettin.

La sala de reuniones se encontraba en los aposentos de las mujeres. De las paredes colgaban tapices y la mayor parte del suelo estaba cubierto por una enorme alfombra de color carmesí. Los muebles eran como todos. Las sillas estaban tapizadas con ricos brocados oscuros. Las mesas bajas eran de una madera azul tan oscura como el índigo.

Esta vez había cuatro mujeres, las cuatro de pie en medio de la habitación. Como en la ocasión anterior, iban vestidas con túnicas sin mangas.

—Tú eres la principal —le dijo Nicholas en voz baja—. Asegúrate de estar siempre un poco por delante de mí. Perfecto. Ahora, detente.

Anna se paró. Las mujeres se volvieron hacia ella. Nicholas hizo las presentaciones.

Había conocido a dos de ellas con anterioridad: Ettin Per y Ettin Sai. Ahora, en comparación con otros hwarhath, veía lo grandes que eran: altas, de huesos grandes, hombros anchos y torso robusto. Sus túnicas se parecían, todas de piezas de brocado rojo oscuro sujetas con finas cadenas de plata. Per saludó con voz cavernosa en el idioma de los alienígenas. Sai le dio los buenos días en inglés.

La tercera mujer era mucho más menuda. Al lado de las Ettin parecía casi delgada. Su pelaje era negro y las piezas de su túnica, grises y plateadas, mostraban un diseño de hojas y flores.

—Tsai Ama Ul —anunció Nicholas—. Está especializada en teoría social, sobre todo en las teorías acerca de cómo el Pueblo desarrolló la cultura que ahora posee. Cuando descubrieron la humanidad, se dieron cuenta… algunos miembros del Pueblo se dieron cuenta… de que existe más de una forma de ser.

La mujer habló brevemente. Su voz era aguda, de contralto.

—La mujer de Tsai Ama dice que esta reunión es muy oportuna. Espera ansiosamente aprender cosas.

La última mujer era la más baja y la más corpulenta. Casi gorda, pensó Anna. Las piezas de su túnica estaban cubiertas de bordados: animales retorcidos de color verde, dorado, plateado y azul. Las cadenas que conectaban las distintas piezas eran de varios colores: eslabones de oro o plata que alternaban con otros esmaltados en verde o azul.

El atuendo era impresionante, pero nada bonito. Demasiados colores, demasiado metal brillante, demasiada opulencia.

—Lugala Minti —dijo Nicholas en voz muy suave—. Es la mujer más importante de los Lugala. Creo que es una evaluación justa.

—Sí —dijo Ettin Sai con su voz profunda y serena.

—Su hijo Lugala Tsu es un principal, el único principal de esta estación aparte de Ettin Gwarha. Una mujer muy importante con un hijo importante. TrAtala con respeto, Anna. Con los Lugala no se juega.

—Sí —volvió a decir Ettin Sai.

La mujer gorda habló. Su voz era tan profunda como la de Ettin Per.

—La mujer de Lugala dice que eres bienvenida. Esta reunión es importante. El destino de muchas familias podría depender de lo que ocurra en esta estación.

Vaya, pensó Anna. No quería asumir ese tipo de responsabilidad.

Se sentaron y Nicholas se acomodó junto a ella. Seguramente la habitación había sido dispuesta para aquella reunión y los muebles colocados de manera tal que las mujeres estuvieran en círculo, en sus enormes sillas, una frente a otra, mientras el hombre se acomodaba en una silla más pequeña, más atrás, no exactamente en el círculo.

Ettin Per habló en primer lugar.

—La mujer de Ettin dice: «Nosotras no espiamos ni escuchamos como hacen los hombres. Pero esta reunión, como dice la mujer de Lugala, es importante. Por eso nos gustaría tener tu autorización para grabarla abierta y honestamente.»

Anna miró a Nicholas. Él dijo algo en la lengua de los alienígenas.

Ettin Per le respondió.

—Los hwarhath te darán una copia de la grabación, junto con el equipo para pasarla. Adelante, Anna. A tu gente le interesará.

Anna vaciló y finalmente asintió.

La mujer menuda —Tsai Ama Ul— habló a continuación.

Cuando concluyó, Nicholas tradujo:

Перейти на страницу:

Похожие книги

Абсолютное оружие
Абсолютное оружие

 Те, кто помнит прежние времена, знают, что самой редкой книжкой в знаменитой «мировской» серии «Зарубежная фантастика» был сборник Роберта Шекли «Паломничество на Землю». За книгой охотились, платили спекулянтам немыслимые деньги, гордились обладанием ею, а неудачники, которых сборник обошел стороной, завидовали счастливцам. Одни считают, что дело в небольшом тираже, другие — что книга была изъята по цензурным причинам, но, думается, правда не в этом. Откройте издание 1966 года наугад на любой странице, и вас затянет водоворот фантазии, где весело, где ни тени скуки, где мудрость не рядится в строгую судейскую мантию, а хитрость, глупость и прочие житейские сорняки всегда остаются с носом. В этом весь Шекли — мудрый, светлый, веселый мастер, который и рассмешит, и подскажет самый простой ответ на любой из самых трудных вопросов, которые задает нам жизнь.

Александр Алексеевич Зиборов , Гарри Гаррисон , Илья Деревянко , Юрий Валерьевич Ершов , Юрий Ершов

Фантастика / Боевик / Детективы / Самиздат, сетевая литература / Социально-психологическая фантастика