Читаем Círculo de espadas полностью

Un tercer puesto de guardia. Otra conversación y otro gesto de asentimiento. Siguieron avanzando y llegaron al final del pasillo. Allí había una puerta, y en ésta un símbolo: una llama dentro de un curioso círculo espinoso.

Su guía tocó la puerta y la abrió.

—Adelante, miembro. La están esperando.

Entró. La puerta se cerró a sus espaldas. Delante de ella vio una mesa. Ante ésta se encontraba sentado un alienígena, de espaldas anchas y aspecto sólido; tuvo la impresión de que era más bajo de lo normal entre su gente. Tenía el pelaje de un gris duro, casi metálico. Levantó la cabeza. Sus ojos azules la miraron directamente.

—Pérez Anna. —Su voz era profunda y suave—. Me resulta difícil mirar a alguien a los ojos a menos, por supuesto, que se trate de un pariente o un amigo. Pero Nicky me dice que entre los suyos, una mirada directa revela honestidad y un espíritu honrado. Así que lo intentaré. Por favor, tome asiento —ladeó la cabeza señalando una silla vacía que había delante del escritorio.

Anna se sentó.

—Habla inglés.

—Hace casi veinte años que conozco a Nicholas. Ésta es su lengua materna, y la lengua de mis enemigos. He aprendido inglés, por supuesto. —Cogió un objeto, una delgada pieza de metal, y la hizo girar entre sus manos. ¿Qué era? ¿Una especie de pluma?—. ¿Por qué envió el mensaje?

—Lo recibieron.

Él guardó silencio durante un instante.

—No directamente, ni enseguida. Lo hemos descubierto esta mañana, cuando estábamos interrogando a… ¿cuál es la palabra? ¿Sus camaradas o sus compatriotas? ¿Sus compañeros de trabajo?

»Ya habíamos actuado, miembro. Su mensaje fue inteligente y… creo… valiente. No era necesario.

—¿Entonces por qué me han hecho venir, si no sabían nada del mensaje?

—Es una mujer. He pensado que tal vez estuviera en peligro. No confiaba en que los humanos la trataran con respeto.

Soltó el objeto que había estado manipulando y se arrellanó en la silla.

—No quiero ser ofensivo, pero ¿por qué los de su especie dan poder a los idiotas? ¿Y cómo esos productos de una inseminación mal realizada pudieron pensar, aunque sólo fuera por un momento, que iba a creerme su historia? Nicky largándose en una barca con una humana, y además mujer. ¿Por qué?

—Les dije que no colaría.

El alienígena frunció el ceño.

—No comprendo.

—Les dije que la historia no era plausible. —Tenía razón. Por supuesto, fingimos creerla. Tuvimos que hacerlo hasta que pudimos regresar a nuestra base; y esos increíbles estúpidos creyeron en nuestra simulación. Nos dejaron marchar. —Parecía furioso y hablaba como si lo estuviera. Uno o dos minutos más tarde se relajó. Anna vio que aflojaba levemente los hombros. Una mano de pelo gris avanzó y tocó el objeto de metal—. ¿Por qué envió el mensaje?

Ella guardó silencio durante unos minutos e intentó descubrir exactamente por qué había actuado de aquella forma.

—Nicholas me gusta, y la gente del servicio de información militar no me cae muy bien. Me obligaron a trabajar para ellos. La verdad es que eso no me gustaba; y vi a Nick después de que lo capturaran. Estaba asustado. Creo que nunca he visto a nadie tan asustado. Uno de los miembros del servicio de información dijo que Nick era un cobarde. Yo no pensaba igual. Me dije: él conoce a esta gente y sabe lo que le van a hacer, y es algo realmente desagradable.

El Primer Defensor pareció reflexionar. ¿Era así? ¿Estaba interpretando correctamente su expresión?

—Tiene razón cuando dice que Nicky no es un cobarde. ¡Ja! ¡Ésa es una palabra terrible! Pero tal vez usted no comprendió lo que veía. Iban a interrogarlo, miembro. Él debía saberlo. Era evidente. Y no le gusta que lo interroguen. —Volvió a hacer una pausa y pareció reflexionar otra vez. Luego se inclinó hacia delante y apoyó los brazos en la mesa. Anna tuvo la sensación de que había tomado alguna decisión—. Hace veinte años, cuando lo capturamos, era la primera vez que cogíamos a un enemigo que hablaba fluidamente nuestro idioma. Sabíamos que podía comprender nuestras preguntas, y que nosotros podíamos comprender sus respuestas. Era nuestra oportunidad para conseguir gran cantidad de información que no fuera ambigua.

»Nicky era irreemplazable. No podíamos probar con él nada que fuera experimental. Teníamos que… ¿cómo decirlo? Teníamos que movernos sobre seguro. Tuvimos que utilizar los métodos de interrogatorio más antiguos, seguros y mejor conocidos.

»¡Recuerde cuánto tiempo ha pasado! Ahora disponemos de drogas que hacen que a su gente le resulte difícil mentir o eludir las preguntas. Ahora tenemos equipos que indican si un humano está diciendo o no la verdad.

»En aquel entonces no los teníamos, y eran muchas las cosas que no sabíamos de la fisiología humana. —Vaciló un instante—. Utilizábamos el dolor. Es sencillo. Es fiable. Es universal.

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