Читаем Círculo de espadas полностью

—Estaban destinadas a ser muy preliminares, a descubrir si realmente podíamos enfrentarnos mutuamente cara a cara y fijar un procedimiento para negociaciones posteriores y resolver una serie de detalles menores. El mobiliario, por ejemplo.

—Es la tercera vez que oigo mencionar el mobiliario —comentó Anna.

El capitán sonrió.

—A los hwar les gusta sentarse más cerca que nosotros del suelo, y no querían que quedáramos más arriba que ellos; de modo que tuvimos que decidir la altura de las sillas de la sala de conferencias. Y querían que quitáramos la mesa del medio. Dijeron que la gente no puede mantener una conversación seria si está separada por un trozo enorme de plástico; la expresión que usan para decir «cara a cara» es «rodilla a rodilla».

La comandante finalmente apartó la mirada del planeta en movimiento.

—Siga como hasta ahora, miembro Pérez. Y gracias.

Anna abandonó el recinto. Aquella noche el despliegue de luces de la bahía era realmente espectacular. Bajó la colina hasta el puesto, imaginándose todo el tiempo, mientras recorría la isla, a Nicholas en el borde oscuro del mar que brillaba con destellos de color azul verdoso y naranja.

<p>X</p>

La mayor parte de mi diario se refiere a todo: a la estación Tailin o a la nave. (La Hawata Que Atraviesa Grandes Distancias. Un nombre encantador, aunque ahora me doy cuenta de que no estoy totalmente seguro de lo que es una hawata. Hay cosas sobre el Pueblo que aún desconozco, y algunas de ellas son simples y evidentes.) [Sí.] Lo único que tengo aquí son las anotaciones que he hecho desde que llegamos a este planeta. No puedo hacer un seguimiento y encontrar el razonamiento que nos condujo a la actual situación. Todas estas conversaciones tuvieron lugar con anterioridad, en la nave o en Tailin. Por eso he estado recordando. El general diría que es una pérdida de tiempo. Hemos tomado nuestra decisión. No hay nueva información ni motivos para reconsiderar esa decisión. Es mejor pensar en algo totalmente distinto. Me lo imagino, demonios. Que yo sepa, no hace ningún daño.

[No haré ningún comentario.]

La idea era sencilla. Hacer un pequeño cambio —muy pequeño— en la situación planteada con respecto a los humanos. Tratar de conseguir un poco de información del otro lado.

El general no estaba seguro de hasta qué punto quería seguir en esa dirección. [Sí.] Y no me gustan los planes complicados. Funcionan en holograma, pero en la vida real te dan en las narices. Existen demasiadas variables en la realidad.

Es mejor una acción a pequeña escala. Llévala a cabo. Ve qué ocurre. Luego haz otra cosa.

Nuestra acción a pequeña escala me estaba llevando a las negociaciones. No era del todo fácil. Los otros principales (al menos algunos de ellos) querían mantener mi existencia en secreto. Pero el general logró convencerlos. Soy un primero entre los expertos en la humanidad.

Había —hay— un elemento de riesgo que a mí me molesta más que al general. Pero había que hacerlo. ¡Es una forma tan fantástica de transmitir información!

Dramático. Sabíamos que los humanos prestarían atención.

Rápido. Sólo llevaría un momento —mirarme una sola vez— hacer comprender todo lo que queríamos decir.

Y en público. El general no quiere tratar con el enemigo en privado. Todo lo que tuve que hacer fue bajar del avión con aquel aguacero.

Dijimos al enemigo que para los humanos era posible vivir con y entre los hwarhath.

Les dijimos que para los humanos era posible llegar a un acuerdo con los hwarhath.

Les dijimos que para los humanos era posible trabajar con y para los hwarhath.

(Esto último es ambiguo. Pero considero el empleo, la opresión y la esclavitud relaciones entre seres que son —al menos hasta cierto punto— similares. Uno no emplea ni esclaviza un tiburón blanco ni un árbol. Uno pasa por alto o destruye lo que es realmente extraño.)

(No es un buen argumento. Puedo asegurarlo. ¿Qué ocurre con los gatos y los perros? ¿Y con las vacas? ¿Y con los corderos? ¿Y con los arriates? ¿Y con la levadura? Olvídalo.)

[Por favor explica todo inmediatamente en el frente.]

Llamamos su atención sobre el general, como alguien que tiene un interés y un conocimiento poco habituales sobre la humanidad, y llamamos la atención con respecto a mí. Dijimos al enemigo que había alguien no alienígena, alguien a quien pueden comprender, sin ninguna duda, y que vive entre los hwarhath.

Con suerte, los diplomáticos recibirán el mensaje. El servicio de información militar es otro asunto. Ellos son el motivo de mi preocupación.

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