Читаем Un Puerto Seguro полностью

Lo que dijo a continuación estuvo a punto de acabar con Matt y lo explicaba todo.

– El avión de mi padre se estrelló, y los dos… los dos murieron. Explotó -murmuró con un nudo en la garganta, aunque se alegraba de habérselo contado, porque quería que lo supiera.

Matt se la quedó mirando durante un momento interminable antes de poder seguir hablando.

– Qué tragedia tan espantosa para todos vosotros. Lo siento muchísimo. Tu madre es muy afortunada al tenerte.

– Supongo que sí… -repuso Pip sin convicción-, pero está muy triste y apenas sale de su habitación.

En ocasiones, Pip se había preguntado si su madre estaba aún más triste porque era Chad y no Pip quien había muerto. No había forma de saberlo, pero era inevitable que la asaltara la duda. Su madre se llevaba muy bien con Chad y ahora estaba destrozada por su muerte.

– Yo también estaría muy triste.

Su propia pérdida había estado a punto de asfixiarlo, pero no podía compararse con la de ella. Su situación era mucho más corriente, la clase de circunstancia con la que uno tiene que aprender a vivir. Perder a un marido y a un hijo era un desafío mucho mayor que cualquiera de los que él había afrontado, y no podía imaginar el golpe que habría representado para Pip, sobre todo si su madre estaba deprimida y distante, lo que parecía ser el caso a juzgar por lo que contaba la niña.

– Va a un grupo en la ciudad para hablar de ello, pero no estoy segura de que le sirva de nada. Dice que todos están muy tristes.

A Matt se le antojaba una actividad morbosa, pero sabía que estaba muy en boga eso de acudir a terapias de grupo para superar los problemas. En cualquier caso, la idea de un grupo de personas inmersas en el duelo le resultaba espeluznante, algo que difícilmente podía contribuir a animarte.

– Mi padre era una especie de inventor, hacía cosas con energía. No sé exactamente qué, pero era muy bueno. Al principio éramos pobres, pero cuando yo tenía seis años nos mudamos a una casa muy grande, y él se compró un avión.

Era un resumen conciso e informativo, aunque no daba pistas sobre la profesión de su padre.

– Chad era muy inteligente, como él. Yo me parezco más a mi madre.

– ¿Qué quieres decir con eso? -exclamó Matt, escandalizado por lo que implicaban aquellas palabras, pues Pip era una niña excepcionalmente lista y madura-. Tú también eres inteligente, Pip, y mucho. Seguro que lo has heredado tanto de tu padre como de tu madre.

Daba la impresión de que la niña había quedado relegada a segundo término por un hermano mayor, inteligente y quizá más interesado en la profesión de su padre, fuera la que fuese. Le parecía una actitud clasista y no le gustaba la huella que a todas luces había dejado en ella, la convicción de ser una persona de segunda clase.

– Mi padre y mi hermano se peleaban mucho -añadió Pip sin que viniera a cuento.

Por lo visto, tenía necesidad de hablar con él, aunque si su madre estaba deprimida, lo más probable era que no tuviera en quien confiar, excepción hecha quizá de su madrina.

– Chad decía que lo odiaba, pero no era verdad. Solo lo decía cuando se enfadaba con papá.

– Parece típico de un chico de quince años -observó Matt con una sonrisa afable.

A decir verdad, no tenía experiencia en el asunto, pues llevaba seis años sin ver a su hijo. La última vez que había visto a Robert, el muchacho contaba doce años, y Vanessa diez.

– ¿Tiene usted hijos? -preguntó Pip como si le hubiera leído el pensamiento.

Había llegado el momento de corresponder a su sinceridad con la misma moneda.

– Sí -asintió, aunque sin añadir que llevaba seis años sin verlos, pues le habría resultado demasiado duro explicar el motivo-. Vanessa y Robert. Tienen dieciséis y dieciocho años, y viven en Nueva Zelanda.

Hacía más de nueve años que se habían trasladado. Matt había tardado tres años en desistir; su silencio había acabado por convencerlo.

– ¿Dónde está eso? -inquirió Pip con expresión perpleja.

Nunca había oído hablar de Nueva Zelanda, o quizá alguna vez, pero no recordaba dónde estaba. Quizá en África o algo así, pero no quería parecer ignorante delante de Matt.

– Muy lejos de aquí, se tarda casi veinte horas en avión. Viven en un lugar llamado Auckland. Creo que son bastante felices allí.

Más felices de lo que él podía tolerar o de lo que podía reconocer ante Pip.

– Debe de ser triste para usted tenerlos tan lejos. Seguro que los echa de menos. Yo echo de menos a papá y a Chad -aseguró al tiempo que se enjugaba una lágrima, un gesto que le partió el corazón.

Habían compartido muchas confidencias en su segunda tarde, y llevaban más de una hora sin dibujar nada. A Pip no se le ocurrió en ningún momento preguntarle con cuánta frecuencia los veía, aunque daba por sentado que los veía. No obstante, lamentaba que los tuviera tan lejos.

– Yo también los echo de menos.

Dicho aquello se bajó del taburete para sentarse junto a ella en la arena. Los piececitos de Pip estaban enterrados en ella, y la niña lo miró con una sonrisa triste.

– ¿Qué aspecto tienen? -inquirió, tan intrigada por él como él por ella.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Измена. Я от тебя ухожу
Измена. Я от тебя ухожу

- Милый! Наконец-то ты приехал! Эта старая кляча чуть не угробила нас с малышом!Я хотела в очередной раз возмутиться и потребовать, чтобы меня не называли старой, но застыла.К молоденькой блондинке, чья машина пострадала в небольшом ДТП по моей вине, размашистым шагом направлялся… мой муж.- Я всё улажу, моя девочка… Где она?Вцепившись в пальцы дочери, я ждала момента, когда блондинка укажет на меня. Муж повернулся резко, в глазах его вспыхнула злость, которая сразу сменилась оторопью.Я крепче сжала руку дочки и шепнула:- Уходим, Малинка… Бежим…Возвращаясь утром от врача, который ошарашил тем, что жду ребёнка, я совсем не ждала, что попаду в небольшую аварию. И уж полнейшим сюрпризом стал тот факт, что за рулём второй машины сидела… беременная любовница моего мужа.От автора: все дети в романе точно останутся живы :)

Полина Рей

Современные любовные романы / Романы про измену