Читаем Solaris полностью

Lo más sencillo, indudablemente, era pensar que teníamos delante nada más y nada menos que una «computadora» del océano vivo, un modelo de cálculo creado a su escala, de aplicación desconocida, pero hoy en día nadie comparte ya esta hipótesis de Fermont. Indudablemente, era una hipótesis tentadora, pero fue imposible sostener la idea de que el océano vivo examinaba los problemas de la materia, del cosmos, de la existencia, mediante aquellas erupciones titánicas cuyas partículas se sometían a las cada vez más complejas fórmulas del gran análisis. El gigante alberga demasiados fenómenos que no se ajustan a esta sencilla imagen (ingenua, según algunos).

Abundaron los intentos por crear un modelo de simetriada asequible y visible. La divulgación del modelo de Awerian tuvo bastante éxito y su razonamiento fue el siguiente: imaginemos una remota edificación terrestre de la época del esplendor de Babilonia; supongamos que está construida a partir de una sustancia viva, activa y evolutiva; su arquitectura atraviesa de modo natural una serie de fases y adopta ante nuestros ojos la forma de construcciones griegas, romanas, dejando que más adelante las columnas se afinen como tallos; la bóveda pierde peso, se eleva, se estiliza; los arcos se convierten en empinadas parábolas para, finalmente, quebrarse en siluetas esbeltas y alargadas. Comienzan la maduración y el envejecimiento del gótico, que fluye hacia sus formas tardías: la anterior crudeza de la abrupta elevación es sustituida por la erupción de la exuberancia orgiástica, delante de nosotros brota el barroco con sus frutos excesivos. Si continuáramos con esta serie, tratando siempre a nuestra criatura como a un ser cambiante según las sucesivas etapas de la existencia real, terminaríamos llegando a la arquitectura de la era cosmodrómica, acercándonos de ese modo, quizás, a la comprensión de lo que es una simetriada.

Sin embargo, esta comparación, por mucho que haya sido desarrollada y enriquecida (de hecho, ha habido intentos por ilustrarla mediante modelos especiales o incluso mediante una película), en el mejor de los casos no deja de ser insuficiente, y en el peor, un burdo remedo, por no calificarlo de fraude, y es que una simetriada no se parece a ninguna creación terrestre…

El ser humano puede abarcar muy pocas cosas a la vez, tan solo vemos lo que ocurre delante de nosotros, aquí y ahora. Evidenciar una multitud de procesos simultáneos, de algún modo relacionados entre sí, o incluso complementarios, supera nuestra capacidad. Es una limitación que experimentamos incluso en contacto con fenómenos relativamente sencillos. El destino de un solo hombre puede significar mucho, es difícil abarcar el destino de varios centenares, pero la historia de miles, o millones de seres humanos, en realidad no significa nada. Una simetriada es un millón, o más bien mil millones elevados a la enésima potencia, en sí, es algo inimaginable; resulta abrumador encontrarse en medio de una de sus naves — cada una de las cuales, a su vez, corresponde a diez veces el espacio de Kronecker —, como hormigas agarradas al pliegue de una bóveda viva, ver cómo se elevan las gigantes superficies grisáceas a la luz de nuestras balizas de señalización, cómo se penetran mutuamente, percibir su suavidad y la infalible perfección de su forma que, no obstante, es solo momentánea, porque aquí todo fluye: el fundamento de esta arquitectura es el movimiento, concentrado e intencionado. Nosotros solo podemos ver una pequeña parte del proceso, el temblor de una única cuerda de una orquesta sinfónica de supergigantes; pero hay mucho más, porque sabemos — sabemos que es así, pero no lo comprendemos— que al mismo tiempo, encima y debajo de nosotros, en el insondable abismo, fuera de las fronteras de los ojos y de la imaginación, se produce una multitud de transformaciones simultáneas relacionadas entre sí como notas ligadas por un contrapunto matemático. Por ello, alguien la bautizó con el título de sinfonía geométrica, y nosotros somos sus sordos oyentes.

Перейти на страницу:

Похожие книги

Аччелерандо
Аччелерандо

Сингулярность. Эпоха постгуманизма. Искусственный интеллект превысил возможности человеческого разума. Люди фактически обрели бессмертие, но одновременно биотехнологический прогресс поставил их на грань вымирания. Наноботы копируют себя и развиваются по собственной воле, а контакт с внеземной жизнью неизбежен. Само понятие личности теперь получает совершенно новое значение. В таком мире пытаются выжить разные поколения одного семейного клана. Его основатель когда-то натолкнулся на странный сигнал из далекого космоса и тем самым перевернул всю историю Земли. Его потомки пытаются остановить уничтожение человеческой цивилизации. Ведь что-то разрушает планеты Солнечной системы. Сущность, которая находится за пределами нашего разума и не видит смысла в существовании биологической жизни, какую бы форму та ни приняла.

Чарлз Стросс

Научная Фантастика