-¿Que piensas de: "Algunos cambios que vendrán ahora, serán reconocidos como beneficiosos, mientras que otros, con el paso del tiempo demostrarán que son grandes errores..."? ¿Y que hay de "terminar con las prácticas que deberían de estar prohibidas...?- Dijo Hermione
-Bien... ¿Y que pasa con eso?- Dijo Ron impaciente.
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-Te diré lo que significa...- Dijo Hermione entre los dientes fuertemente cerrados. -¡Significa que el Ministerio interviene en Hogwarts!- De pronto sintieron como una estampida a su alrededor. Obviamente Dumbledore había dado por finalizado su último discurso, y ya todos los alumnos se encontraban de pié dispuestos a abandonar el Gran Comedor.
Hermione pegó un salto, intentando centrarse y ver lo que tenía que hacer.
-Ron, se supone que tenemos que acompañar a los de primero e indicarles el camino...
-¡Ah si!- dijo Ron, que obviamente se había olvidado. -
¡¡Enanoooos!!-
-¡Ron!-
-¿Pero es que acaso no lson "titchy"?-
-¡Si!, ¡¡pero no los puedes llamar enanos...!!- Hermione se giró. -
¡¡¡PRIMER AÑOOO!!!- Comenzó a llamarlos imperativamente, mientras recorría las mesas. -Por aquí, porfavor...-.
Un grupo de estudiantes tímidos de primero se concentró entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuf, donde los prefectos intentaban dificultosamente conducir al sus respectivos grupos.
Parecían verdaderamente pequeños; y Harry estaba seguro de que nunca se pareció a ese chico temblororso cuando llegó el primer año. Les hizo muecas.
Un chico rubio que estaba junto a Euan Abercrombie parecía petrificado. Este se giró hacia Euan, que le dijo algo al oido.
Euan Abercrombie parecía igualmente asustado, y le dirigió a Harry una mirada aterrorizada. Harry, sintió que su mueca se deslizaba como "Stinksap".
-Nos vemos mas tarde- Les dijo Harry a Ron y Hermione, mientras se dirigía a la salida del Gran Comedor.
Por el camino, trató de hacer caso omiso a los que le señalaban y susurraban practicamente sin disimulo, mientras el pasaba. Pensó que había sido estúpido al no haberse imaginado que eso ocurriría, aunque luego se sintió mucho mas cómodo al llegar a los pasillos, ya que había mucha menos gente.
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Pero no era tan extraño que la gente le mirara así... Harry había estado hacía poco mas de dos meses participando en el Campeonato de los Tres Magos, donde había aparecido repentinamente agarrando el cuerpo sin vida de un compañero, y posteriormente lo demandaron por haber visto la reaparición; que muy pocos creían que fera cierto; de Lord Voldemort.
De pronto, Harry se encontraba ya frente a la puerta de la sala común de Gryffindor, y de cara al cuadro de la Dama Gorda, cuando recordó que no sabía la nueva contraseña.
-Em...- Dijo pensativo Harry, mirando fijamente hacia arriba, como la Dama Gorda se alisaba los obladillos de su vestido de satén rosado.
-No hay contraseña..., ¡no hay entrada!- Dijo la Dama Gorda con tono lírico.
-¡¡Harry!!, ¡¡yo la sé!!- Harry se giró para ver quien le había hablado, y vió a Neville corriendo agotado escaleras arriba, dirigiendose hacia el.
-¿De verdad sabes cual es?-
-Por una vez en mi vida voy a recordar algo correctamente...-
Entonces Neville agitó ligeramente el cactus que les había mostrado en el tren. -¡¡Bimbulus Mimble Tonifl!!- (no se si tiene traducción).
-Correcto...- Dijo la Dama Gorda, y su retrato pivotó, dejando a la vista un agujero circular en la pared, por el cuel Harry y Neville pasaron.
La Sala Común volvía a los ojos de Harry tan acojedora como siempre. Toda la torre estaba ocupada por un montón de sillones mullidos y de aspecto cómodo, que tenían delante una pequeña mesa raquítica de madera. Había una gran chimenea que expulsaba continuamente chispitas procedentes de las llams que aguardaban tras una rejilla, y algunos alumnos se calentaban ahí las manos antes de irse a los dormitorios. Al otro lado de la sala, Fred y George Weasley estaban fijando algo en el tablero de las noticias.
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Harry se despidió de todos dando la buenas noches, y se dirigió a los dormitorios de los chicos... No parecía estar de muy buen humor para hablar en ese momento con nadie. Neville le siguió.
Dean Thomas y Seamus Finnigan, habían llegado antes al dormitório, y en ese momento estaban en proceso de cubrir las paredes que estaban al lado de sus camas, con un montón de carteles y fotos.
Ellos habían estado hablando, hasta que Harry empujó para abrir la puerta, y al verle ambos se callaron. Harry no pudo evitar preguntarse si habrían estado hablando de él, y luego pensó que quizá se estaba volviendo paranoico.
-¡Hola!- Dijo Harry, cruzando la habitación con su pesado baúl, y abriendolo sobre la cama.
-¡¡Hey Harry!!- Dijo Dean que colocaba un par de pijamas en el