Harry intentó no pensar en la audiencia mientras vaciaban las vitrinas esa tarde. Afortunadamente para él, era un trabajo que requirió mucha concentración, muchos de los objetos parecían tener aversión a abandonar sus polvorientos estantes. Sirius sufrió una mala mordedura de una tabaquera de plata; unos segundos después la mano mordida dentro de segundos su mano mordida había desarrollado una desagradable costra como un guante castaño duro.
Está bien, dijo, examinando con interés su mano antes de golpearla con la varita y restaurarla a su estado normal normal, debe haber polvos Wartcap ahí.
Tiró la caja en el saco donde ellos estaban depositando los escombros de las vitrinas; Harry vio a que George envolvía cuidadosamente en una tela un montón de Doxy y que luego se los guardaba en su bolsillo.
Encontraron un instrumento plateado de aspecto desagradable, similar a muchos pares de patas y pinzas como una araña, cuando el lo recogió intentarón picarle. Sirius lo asió y lo aplastó con un pesado libro titulado la Naturalez Noble: Una Genealogía de Magos. Había una caja musical que emitió un sonido poco audible, tintineando una melodía hiriente, todos empezaron curiosamente a sentirse debiles y somnolientos, hasta que Ginny tuvo la idea de cerrar la tapa de golpe; un medallón pesado que ninguno de ellos pudo abrir; varios sellos antiguos; y, en una caja polvorienta, un Orden de Merlín, Primero Clase, había sido otorgada al abuelo de Sirius por los servicios al Ministerio.
Significa que les dio un montón de oro, dijo Sirius desdeñosamente, tirando la medalla en el saco de la basura.
Varias veces Kreacher anduvo de lado a lado del cuarto intentando llevarse cosas de contrabando bajo su ropa, murmurando maldiciones horribles cada vez que le cogían.
Cuando Sirius arrebató un gran anillo de oro con el escudo de los Black de sus garras, Kreacher estalló en lagrimas y sollozos y comenzó a llamar Sirius nombres que Harry nunca había oído antes.
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Era de mi padre, dijo Sirius, tirando el anillo en el saco. Kreacher no era tan devoto de el como de mi madre, pero yo todavía lo cogí snogging un par de los pantalones viejos de mi padre la semana pasada.
Mr Weasley los tuvo a todos ocupados durante los siguientes días. Necesitaron tres días para desinfecta el cuarto de dibujo.
Finalmente, lo único indeseable que quedaba era el tapiz con el árbol familiar de los Black que resistió todos sus esfuerzos por quitarlo de la pared, y el escritorio que se sacudía. Moody no se había dejado caer todavía por el Cuartel General, así que ellos no estaban seguros de lo que había dentro.
Se movieron del cuarto de dibujo a un comedor en la planta baja donde encontraron arañas tan grandes como platos que acechaban en la cómoda (Ron dejó el cuarto apresuradamente para hacer una taza de té y no volvió hasta una hora y un media después). La porcelana con el escudo de los Black, fue tirada por Sirius en el saco sin ninguna consideración y el mismo lugar se encontraron un juego de fotografías viejas en marcos de plata.
Todos su ocupantes chillaron acaloradamente cuando se rompieron los cristales que los cubrían.
Snape podía referirse a su trabajo como limpieza, pero en opinión de Harry ellos estaban emprendiendo realmente guerra en la casa que estaba tocando a una lucha muy buena, ayudados e incitados por Kreacher.
El elfo doméstico seguía apareciendo dondequiera que se juntasen.
Sus murmullos eran cada vez mas y mas ofensivos cuando intentaba recuperar algo de los sacos de la basura. Sirius fué hasta donde estaba para amenazarlo con la prenda, pero Kreacher fijó en el una mirada acuosa y dijo, "Amo debe hacer como deseos del Amo", antes de apartarse y murmurar muy ruidosamente, "ero el Amo no rechazará Kreacher, no, porque Kreacher sabe lo del que ellos dependen, oh sí, él está planeando contra el Señor Oscuro, sí, con estos sangre sucia y traidores y escoria..."
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A lo que Sirius, ignorando las protestas de Hermione, asió a Kreacher por la parte de atrás de su ropero y lo tiró a través del cuarto.
El timbre de la puerta sonaba varias veces al día, esa era la señal que incitaban a la madre de Sirius para que comenzara a gritar, y para que Harry y los demás intentaran escuchar a los visitantes detrás de la puerta, aunque se estiraban todo lo posible para enterarse de las conversaciones antes de que la señora Weasley les recordara sus tareas.