Harry no creyó haberse movido tan rápidamente nunca: el Thestral paso como un rayó sobre el castillo, sus anchas alas apenas se movían; el aire helado golpeaba la cara de Harry; los ojos se le cerraban contra el viento que acometía, miró a su alrededor y vio a sus cinco compañeros elevarse detrás de el, cada uno de ellos tan agachados como les fue posible contra el cuello de su Thestral para protegerse de las poderosas ráfagas de viento.
Ya habían pasado Hogsmeade y se encontraban sobre los terrenos de Hogwarts; Harry podía ver montañas y barrancos debajo de ellos. Mientras que la luz del día comenzaba a extinguirse, Harry vio pequeños grupos de luces mientras que 768
pasaban sobre más aldeas, después un serpenteante camino en el cual un solo auto iba camino a casa a través de las colinas. . .
¡Esto es extraño!' Harry apenas pudo escucho a Ron gritar en alguna parte detrás él, y se imaginaba cómo se sentiría ir viajando tan rápido a esta altura sin ningún medio visible del que sostenerse.
Cayo el crepúsculo, el cielo se estaba tornando de un matiz ligeramente morado y oscuro, salpicado con minúsculas estrellas plateadas, y pronto solamente las luces de los pueblos Muggles les dieron alguna pista de tan lejos estaban del suelo, o de que tan rápido viajaban. Los brazos de Harry estaban sujetos firmemente alrededor del cuello de su caballo mientras lo incitaba para ir aun más rápido. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que había visto a Sirius tirado en el piso del Departamento de Misterios?
¿Cuánto tiempo mas podría Sirius resistirse a Voldemort? Harry estaba seguro con todo su ser que su padrino no había hecho lo que Voldemort deseaba, y que tampoco había muerto, pues estaba convencido que cualquiera de las dos cosas le hubieran hecho sentir el jubilo o la furia de Voldemort recorrer su propio cuerpo, haciendo que su cicatriz le quemara dolorosamente como en la noche en que el Sr. Weasley fue atacado.
Siguieron volando en la creciente oscuridad; La cara de Harry se sentía tiesa y fría, las piernas entumecidas de sujetarse tan firmemente a los lados del Thestral, pero no se atrevió a cambiar de posición por miedo a resbalarse. . . estaba ensordecido por las estruendosas ráfagas de aire golpeando sus oídos, y su boca estaba seca y congelada por el frío viento de la noche. Había perdido la noción de que tan lejos estaban; toda su fe estaba en la bestia debajo de él, la cual seguía atravesando decididamente la noche, apenas batiendo sus alas mientras que aceleraba siempre hacia adelante.
Y si era demasiado tarde. . .
Él aun está vivo, él continua luchando, yo puedo sentirlo. . .
Pero si Voldemort decidía que Sirius no iba a flaquear. . .
Yo lo se. . .
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El estómago de Harry dio una sacudida; la cabeza del Thestral señaló repentinamente hacia la tierra y se resbaló algunas pulgadas sobre el cuello del caballo. Por fin estaban descendiendo. . . le pareció escuchar un grito detrás de él y volteo peligrosamente, pero no pudo ver evidencia de algún cuerpo cayendo. . . probablemente a todos les había sorprendido el cambio de dirección, igual que a el.
Y ahora las brillantes y anaranjadas luces fueron haciéndose más grandes y redondas por todos lados; podían ver los techos de los edificios, ríos de de luces de automóviles, que semejaban a luminosos ojos de insectos, recuadros de color amarillo pálido que resultaron ser las ventanas. De pronto, parecía, que iban a estrellarse contra el pavimento; Harry se sujeto del Thestral con cada pizca de fuerza, esperando un impacto repentino, pero el caballo tocó la oscura tierra tan ligeramente como una sombra y Harry se deslizo de su espalda, examinando la calle en donde el rebosante cesto de basura seguía a unos cuantos pasos de la semidestruida caseta telefónica, ambos luciendo descoloridos a la anaranjada luz de los faroles
Ron aterrizó un poco más atrás y se desplomo de su Thestral inmediatamente hacia el pavimento.
Nunca más, dijo, luchando para ponerse de pie. Intento alejarse rápidamente de su Thestral, pero al no poder verlo, chocó con sus cuartos traseros y casi se cae otra vez. Nunca, nunca más...esto fue lo peor.
Hermione y Ginny aterrizaron a los lados, ambas se deslizaron de sus monturas de una manera algo más delicada que la de Ron, aunque con similares expresiones de alivio al estar de vuelta en tierra firme; Neville se bajo de un salto, temblando, y Luna desmonto suavemente.
¿Y a donde vamos ahora? Le preguntó ella a Harry con una interesada y cortes voz como si se tratara de un interesante paseo dominical.