Estas palabras parecieron no hacer ningún tipo de efecto en Grawp. El gigante se quedó quieto un momento (los brazos de 760
los centauros tensados en sus arcos) y entonces gruñó,
“HAGGER!”
Unos pocos centauros parecían preocupados ahora. Sin embargo, Hermione parecía sofocada.
“¡Harry!” susurró. “¡Creo que está tratando de decir “Hagrid”!
En ese preciso momento Grawp localizó a Harry y a Hermione, los únicos dos humanos en un océano de centauros. Inclinó su cabeza unos pocos pies más, fijándose atentamente en ellos.
Harry pudo sentir a Hermione temblando mientras Grawp de nuevo abría profundamente su boca y decía con voz honda y atronadora, “Hermy”.
“Dios mío”, dijo Hermione, apretando el brazo de Harry tan fuerte que se quedó paralizado de miedo y mirando, mientras Hermione parecía que se iba a marear, “¡él...él se acuerda!”
“¡HERMY!” gruñó de nuevo Grawp. “DÓNDE HAGGER?”
“¡No lo sé!” chilló Hermione, petrificada. “¡Lo siento, Grawp, no lo sé!”
“¡GRAWP QUIERE HAGGER!”
Una de las inmensas manos del gigante descendió hacia donde estaban ellos. Hermione dejó escapar un grito de terror, corrió unos cuantos pasos hacia atrás y se cayó. Desprovisto de su varita, Harry se preparó para golpear, patear, morder o cualquier cosa que pudiera ayudar, mientras la mano se dirigía hacia él y derribaba a un centauro color blanco.
Era precisamente lo que los centauros habían estado esperando.
Los dedos estirados de Grawp estaban a un pie de distancia de Harry cuando cincuenta flechas se dispararon por el aire hacia el gigante, salpicando su enorme cara, provocándole aullidos de dolor e ira. Grawp se irguió, restregándose la cara con sus enormes manos, y comenzó a romper las astas de las flechas, consiguiendo de esta forma que las cabezas de las flechas se hundieran aún más.
Chilló y estampó sus enormes pies en el suelo, por lo que los centauros empezaron a escaparse de su camino; las gotas de sangre de Grawp, del tamaño de guijarros, ducharon a Harry 761
cuando estaba intentando ayudar a Hermione a levantarse y los dos corrieron lo más rápido que pudieron al abrigo de los árboles.
Una vez allí miraron atrás; Grawp estaba intentando agarrar a ciegas a los centauros mientras la sangre se deslizaba por su cara; los centauros se estaban retirando en desorden, galopando hacia los árboles, al otro lado del claro. Harry y Hermione vieron a Grawp dando otro alarido de ira para desplomarse poco después, aplastando más árboles con su caída.
“Oh, no”, dijo Hermione, estremeciéndose tanto que sus rodillas daban brincos involuntarios. “Oh, eso ha sido horrible. Y podría haberles matado a todos”.
“A mí me da un poco igual, la verdad” dijo Harry ácidamente.
Los sonidos de los centauros galopando y el patinazo del gigante se fueron haciendo cada vez más débiles. Mientras Harry escuchaba todos estos acordes en el bosque, su cicatriz empezó a latir de nuevo y una ola de terror se difundió en su interior.
Habían malgastado mucho tiempo- estaban más lejos de rescatar a Sirius de lo que habían estado cuando él tuvo la visión. Harry no sólo había sido incapaz de no perder su varita, sino que ahora estaban tirados en el medio del Bosque Prohibido sin esperanzas de encontrar algún tipo de transporte.
“Un gran plan”, le espetó a Hermione, intentando calmar un poco su ira. “Verdaderamente un gran plan ¿Cómo vamos a salir de aquí?”
“Necesitamos volver al castillo”, dijo Hermione débilmente.
“¡En el tiempo en el que hagamos eso, Sirius probablemente esté muerto!” dijo Harry, dando patadas de impotencia a un árbol cercano.
“Bueno, no podemos hacer nada sin las varitas”, dijo Hermione desesperada, intentando ponerse de nuevo en pie. “De todos modos, Harry, exactamente ¿qué habías planeado para conseguir llegar a Londres?”
“Sí, eso es justo lo que nos estábamos preguntando,” dijo una voz familiar detrás de ella.
762
Harry y Hermione se movieron instintivamente y asomaron su cabeza entre los árboles.
Ron apareció, seguido por Ginny, Neville y Luna. Todos ellos iban hechos un desastre –había largos arañazos a lo largo de la mejilla de Ginny; un gran moratón morado se estaba hinchando debajo del ojo derecho de Neville; los labios de Ron estaban sangrando más que nunca- pero todos ellos parecían bastante satisfechos consigo mismos.
“Entonces”, dijo Ron, apartando una larga rama colgante y extendiéndole a Harry su varita, “¿tenéis alguna idea?”
“¿Cómo os habéis escapado?” preguntó Harry sorprendido, cogiendo su varita.
“Un par de Aturdidores, el Encantamiento de desarme y Neville logró hacer un pequeño Conjuro Impedimenta”, dijo Ron airadamente, ahora tendiéndole también la varita a Hermione,