Harry se acercó unos pocos pasos, teniendo cuidado de detenerse un poco antes del punto en el cuál las extendidas manos de tío Vernon pudieran continuar su estrangulamiento.
- ¿Qué demonios significa eso, chico? - preguntó tío Vernon con una voz ronca que temblaba de furia.
- ¿Qué significa el qué? - dijo Harry fríamente. Siguió mirando de izquierda a derecha por toda la calle, aún con la esperanza de ver a la persona que hizo el ruido.
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- Hacer un ruido similar al del disparo de una pistola.
- Yo no hice ese ruido - dijo Harry firmemente.
La delgada cara de tía Petunia, similar a la de un caballo, apareció junto a la ancha y sonrosada de tío Vernon. Ella parecía estar lívida.
- ¿Por qué estabas escondido bajo la ventana?
- ¡Eso es, bien dicho, Petunia! ¿Qué estabas haciendo bajo nuestra la ventana, chico?
- Escuchar las noticias - dijo Harry con voz resignada.
Sus tíos se cambiaron miradas de asombro.
- ¡Escuchando las noticias!, ¿otra vez?
- Bueno, veras, cambian cada día - dijo Harry.
- ¡No te pases de listo conmigo, niño! - Quiero saber exactamente qué es lo que te traes entre manos - ¡y no me digas más que estabas escuchando las noticias! Sabes perfectamente que tu mundo...
- Cuidado, Vernon - dijo Petunia, y tío Vernon bajó su voz tanto que Harry apenas podía oírla -. ¡Tu mundo no está en nuestras noticias!
- Eso es lo que vosotros creéis - dijo Harry.
Los Dursley le miraron con los ojos saltones durante unos segundos. Después, tía Petunia dijo, - Eres un pequeño mentiroso.
¿Qué hacen entonces todas esas - ella también bajó el tono de su voz, y Harry tuvo que leer los labios a tía Petunia para adivinar la siguiente palabra - lechuzas si no te traen las noticias?
- ¡Aja! - Susurró tío Vernon con aire triunfal - ¡Sal de esa, chico!
Como si no supiéramos que consigues todas tus noticias gracias a esos pájaros pestilentes.
Harry vaciló por un momento. Esta vez le costó un poco decir la verdad, si bien sus tíos posiblemente no sabían lo mal que se sentía al admitirlo.
- Las lechuzas... No me están trayendo noticias - dijo atonalmente.
- No me lo creo - dijo tía Petunia de inmediato.
- Yo tampoco - dijo tío Vernon enérgicamente.
7
- Sabemos que estás tramando algo raro - dijo tía Petunia.
- No somos estúpidos, ¿sabes? - dijo tío Vernon.
- Eso es una noticia para mí - dijo Harry, y antes de que los Dursley pudieran llamarle de nuevo, se dio la vuelta, cruzó el césped, saltó por encima del muro del jardín y se fue andando a zancadas por la calle.
Esta vez se había metido en problemas, y él lo sabía. Más tarde tendría que enfrentarse con su tío y pagar el precio de su rudeza, pero por el momento eso no le importaba; tenía otras cosas más importantes en su cabeza.
Harry estaba seguro de que el sonido crujiente fue producido por alguien apareciendo y desapareciendo. Era exactamente el sonido que Dobby, el elfo doméstico, hacía cada vez que desaparecía.
¿Era posible que Dobby estuviera en Privet Drive? ¿Podría estar Dobby siguiéndole en ese mismo instante? En cuanto se le ocurrió ese pensamiento, se dio la vuelta y miró fijamente calle abajo, pero parecía completamente desierta y Harry estaba seguro de que Dobby no sabía cómo hacerse invisible.
Anduvo apenas consciente de la ruta que estaba tomando, por esas calles que tan asiduamente había recorrido últimamente que sus pies le llevaron a sus lugares predilectos automáticamente.
Cada pocos pasos se volvía a mirar sobre su hombro. Algo mágico había estado cerca de él cuando estaba tumbado a lo largo de las agonizantes begonias de Tía Petunia, estaba seguro de ello. ¿Por qué no habían hablado con él, por qué no habían establecido contacto, por qué se estaban escondiendo ahora?
Y después con su máximo sentimiento de frustración, estuvo cerca de escaparse.
Quizás no había sido un sonido mágico después de todo. Quizás estaba tan desesperado por cualquier signo de contacto del mundo al que pertenecía que estaba simplemente reaccionando desmesuradamente ante ruidos perfectamente ordinarios. ¿Podía estar seguro de que no había sido el sonido de algo rompiéndose en el interior de la casa de un vecino?
8
Harry sintió un apagado presentimiento en su estómago y antes de darse cuenta, el sentimiento desesperado que había estado importunándole todo el verano, apareció de nuevo.
A la mañana siguiente se levantaría por la alarma a las cinco en punto y podría pagarle a la lechuza que le traía El Profeta - pero