Harry despertó muy temprano al día siguiente, con un sentimiento casi tan ansioso como el que había tenido la mañana de la audiencia disciplinaria en el Ministerio de Magia. No solo la perspectiva de abrir la oficina de Umbridge y usar su chimenea para hablar con Sirius lo estaban haciendo sentirse nervioso, sin embargo eso era desde luego bastante malo; hoy por casualidad iba a ser la primera vez que Harry se encontraría en un espacio cerrado muy cerca de Snape desde que él lo había echado de su oficina.
Después de descansar en su cama considerando por algún tiempo el día que tenía por delante, Harry se levanto muy lentamente y se fue a la ventana que estaba al lado de la cama de Neville, y mirando hacia afuera se fijo que era una mañana verdaderamente gloriosa. El cielo estaba muy claro, nebuloso de un azul opalescente. Directamente delante de él, Harry podía ver abajo el gran árbol donde su padre había atormentado a Snape. No estaba seguro de lo que Sirius le podría decir que compensara lo que había visto en el Pensadero, pero estaba desesperado por oír la propia historia de Sirius de lo que había sucedido, conocer cualquier factor que disminuyera lo que había sido, cualquier excusa del comportamiento de su padre...
Algo atrapo la atención de Harry: un movimiento en el borde del bosque Prohibido. Harry miro de reojo por el sol y vio a Hagrid salir de entre los arboles. Parecía que estaba cojeando. Cuando 665
Harry miro, Hagrid se tambaleo en la puerta de su cabaña y desapareció en el interior de ella. Harry miró la cabaña por varios minutos. Hagrid no volvió a salir de nuevo, pero comenzó a salir humo de la chimenea, así que Hagrid no podía estar muy mal herido si había sido capaz de prender el fuego.
Harry se alejó de la ventana, se dirigió hacía su baúl y comenzó a vestirse.
Con la perspectiva de forzar la puerta de la oficina de Umbridge adelante. Harry nunca había esperado que el día fuera tranquilo, pero el tuvo que ignorar los intentos casi continuos de Hermione para disuadirlo de lo que estaba planeando hacer a las cinco de la tarde. Por primera vez ella no prestaba atención a la clase del profesor Binns.
En la clase de Historia de la magia entre Harry y Ron, mantuvo un murmullo de reproche al oído de Harry que trató difícilmente de ignorar.
- …Y si te capturan allí, aparte de que te van a expulsar, será capaz de suponer que estabas hablando con Hocicos y esta vez ella te forzará a beber el Veritaserum y vas a responder sus preguntas...-
- ¿Hermione-, dijo Ron con voz indignado, -vas a parar de hablar con Harry y poner atención a Binns, o voy a tener que tomar mis propios apuntes?-
- ¡Toma apuntes para variar, eso no te va a matar!-
En el momento que llegaron a las mazmorras, ni Harry ni Ron le hablaban a Hermione. Sin estorbos, se aprovecho de su silencio para mantener terribles advertencias en forma continuas, manteniéndolas como un silbido constante que hizo que Seamus perdiera casi cinco minutos verificando si su caldero tenía algún orificio.
Snape, sin embargo, parecía haber decidido actuar con si Harry fuera invisible. Para Harry, por supuesto, esta táctica era bien conocida, como era una de las favoritas de su tío Vernon, y en general estaba muy agradecido por no tener que sufrir algo peor.
En realidad, comparado con las usuales mofas de Snape y 666
observaciones deshonrosas, encontró la nueva actitud mucho mejor, y agradeciendo que lo dejara tranquilo, fue capaz de trabajar mas fácilmente. Al final de la clase él colocó parte de la poción en un frasco, tapándolo y la llevó hasta el escritorio de Snape para marcarlo, con el sentimiento que podría obtener por fin una "E".
Se estaba alejando cuando escucho un ruido demoledor. Malfoy dio un alarido de felicidad. Harry giro abatido. Su muestra de la poción estaba echa pedazos en el piso y Snape la examinaba con una mirada de gozoso placer.
- Ups-, dijo blandamente. -Otro cero, entonces, Potter.-
Harry estaba demasiado exasperado para hablar. Camino a zancadas hasta la parte posterior donde estaba su caldero, pensando en llenar otro frasco y forzar a Snape a aceptarlo, pero para su horror vio que el contenido había desaparecido.
- !Lo siento¡- dijo Hermione, con sus manos sobre su boca. -
Estoy realmente apenada, Harry. Pensé que habías terminado, así que...-
Harry no pudo contestar. Cuando la campana sonó, él salió fuera de la mazmorra sin siquiera mirar hacia atrás, y se aseguró sentarse entre Neville y Seamus durante el almuerzo para que de ningún modo Hermione comenzara nuevamente a regañarlo por querer usar la oficina de Umbridge.