“¡Muy bien, muy bien!” dijo Kingsley, metiendo su varita de vuelta bajo su capa.
“¡Pero alguien nos traicionó! ¡Lo sab´ıan, sab´ıan que era esta noche!”
“Eso parece,” replicó Lupin “pero aparentemente no sab´ıan que habr´ıa siete Harrys.”
“¡Menudo alivio!” gru˜nó Kingsley. “¿Quién más ha vuelto?”
“Solo Harry, Hagrid, George, y yo.”
Hermione ahogó un peque˜no gemido tras su mano.
“¿Qué os pasó a vosotros?” preguntó Lupin a Kingsley.
“Nos siguieron cinco, her´ı a dos, puede que matara a uno” soltó Kingsley “y vimos a Quien-tu-ya-sabes tambien, se unió a la caza a medio camino aunque se desvaneció bastante rápidamente. Remus, puede...”
“Volar,” ayudó Harry. “Yo le vi también, vino a por Hagrid y por m´ı.”
“As´ı que por eso se desvaneció. ¿Pero que le hizo cambiar de objetivo?”
“Harry se comportó un poco demasiado amablemente con Stan Shunpike,” dijo Lupin.
“¿Stan?” repitió Hermione. “Pero yo cre´ıa que estaba en Azkaban.”
Kingsley dejó escapar una risa pesarosa.
“Hermione, obviamente ha habido una fuga en masa que el Ministerio ha encubierto.
La capucha de Travers cayó cuando le maldije, se supon´ıa que estaba dentro también.
¿Pero qué te pasó a ti, Remus? ¿Dónde está George?”
“Perdió una oreja,” dijo Lupin.
“¿Perdió una.. ?” repitió Hermione con voz aguda.
“Cosa de Snape,” dijo Lupin. ‘
‘¿Snape? ” gritó Harry. “No dijiste...”
“Perdió la capucha durante la persecucion. Sectumsempra siempre fue la especialidad de Snape. Desear´ıa poder decir que le devolv´ı el favor, pero todo lo que pude hacer fue mantener a George sobre la escoba después de que resultara herido, estaba perdiendo demasiada sangre.”
El silencio cayó entre los cuatro mientras miraban al cielo. No hab´ıa ningún signo de movimiento, las estrellas estaban fijas, sin parpadear, indiferentes, sin quedar oscurecidas por amigos en vuelo. ¿Dónde estaba Ron? ¿Dónde estaban Fred y el Se˜nor Weasley?
¿Dónde estaban Bill, Fleur, Tonks, Ojoloco, y Mundungus?
“¡Harry, échame una mano!” llamó Hagrid roncamente desde la puerta, en la que estaba atascado de nuevo. Contento de poder hacer algo, Harry le liberó, atravesó la cocina vac´ıa y volvió al salón, donde la Se˜nora Weasley y Ginny todav´ıa estaban atendiendo a George.
La Se˜nora Weasley ya hab´ıa detenido la hemorragia, y a la luz de la lámpara Harry vio una limpia herida abierta donde hab´ıa estado la oreja de George.
“¿Cómo está?”
La Se˜nora Weasley miró alrededor y dijo. “No puedo hacerla crecer, no cuando ha sido arrancada con Magia Oscura. Pero podr´ıa haber sido mucho peor... Está vivo.”
CAPÍTULO 5. GUERRERO CAIDO
43
“Si,” dijo Harry. “Gracias a Dios.”
“¿He o´ıdo a alguien más en el patio?” preguntó Ginny.
“Hermione y Kingsley,” dijo Harry.
“Menos mal” susurró Ginny. Se miraron el uno al otro. Harry deseaba abrazarla, sujetarla, ni siquiera le importaba mucho que la Se˜nora Weasley estuviera all´ı, pero antes de poder llevar a cabo el impulso, se produjo un gran estrépito en la cocina.
“¡Probaré quien soy, Kingsley, después de haber visto a mi hijo, ahora apártate de mi camino si sabes lo que te conviene!”
Harry nunca antes hab´ıa o´ıdo al Se˜nor Weasley gritar as´ı. Irrumpió en el salón, su calva brillaba por el sudor, sus gafas estaban torcidas, Fred iba justo tras él, ambos pálidos pero ilesos.
“¡Arthur!” sollozó la Se˜nora Weasley. “¡Oh, gracias a Dios!”
“¿Cómo está?”
El Se˜nor Weasley cayó de rodillas junto a George. Por primera vez desde que Harry le conoc´ıa, Fred parec´ıa haberse quedado sin palabras. Jadeó sobre el respaldo del sofá ante la herida de su gemelo como si no pudiera creer lo que estaba viendo.
Quizás alterado por el sonido de la llegada de Fred y su padre, George se movió.
“¿Cómo te sientes, Georgie?” susurró la Se˜nora Weasley.
Los dedos de George tanteron el costado de su cabeza.
“Bendecido,” murmuró.
“¿Qué le pasa?” croó Fred, con aspecto aterrado. “¿Su mente se ha visto afectada?”
“Bendecido” repitió George, abriendo los ojos y mirando a su hermano. “Ves... Santi-ficado. Agujereado, Fred, ¿verdad?”
La Se˜nora Weasley sollozó más fuerte que nunca. El color fluyó a la cara pálida de Fred.
“Patético” dijo a George. “¡Patético! Con todo un mundo lleno de humor verbal ante t´ı, ¿vas y haces que te dejen sin oreja?”
“Ah, bueno,” dijo George, sonriendo a su madre ba˜nada en lágrimas. “Ahora al menos podrás distinguirnos, Mamá. Miró alrededor.”
“Hola, Harry... ¿eres Harry, verdad?”
“Si, soy yo,” dijo Harry, acercándose al sofá.
“Bueno, al menos conseguimos que llegaras bien” dijo George. “¿Por qué no están Ron y Bill rondando mi cama de enfermo?”
“No han vuelto aún, George,” dijo la Se˜nora Weasley. La sonrisa de George palideció.
Harry miró a Ginny y le hizo se˜nas para que le acompa˜nara a la parte de atrás. Mientras atravesaban la cocina ella dijo en voz baja.
“Ron y Tonks deber´ıan haber vuelto ya. No era un viaje largo. La casa de T´ıa Muriel no está lejos de aqu´ı.”