‘No hiciste las pruebas el año pasado, ¿o sí?’ preguntó Harry, habiéndose dado cuenta de la anchura de McLaggen y pensando que el podría bloquear a los tres golpeadores sin moverse siquiera.
‘Estaba en el ala del hospital cuando celebraron las pruebas,’ dijo McLaggen, con algo de fanfarronería. ‘Comí una libra de huevos de Doxy por una apuesta.’
‘Bien,’ dijo Harry. ‘Bueno … si esperáis por allí …’
Apuntó al borde del campo, cerca de donde Hermione estaba sentada. Le pareció ver un atisbo de fastidio pasar por la cara de McLaggen y se preguntó si McLaggen esperaba un trato preferencial porque ambos eran favoritos del
‘viejo Sluggy’.
Harry decidió empezar con una prueba básica, pidiendo a todos los aspirantes al equipo que se dividiesen en grupos de diez y volasen una vez alrededor del campo. Esta fue una buena decisión: los primeros diez estaban formados por alumnos de primero y no podía estar más claro que casi nunca habían volado antes. Solo un chico se las arregló para permanecer en el aire más de unos pocos segundos, y estaba tan sorprendido que chocó inmediatamente con uno de los postes de gol.
El segundo grupo constaba de diez de las niñas más tontas con las que Harry se había encontrado nunca, quienes, cuando sopló su silbato, simplemente se desternillaron riéndose tontamente y apretándose entre ellas. Cuando les pidió que abandonaran el campo lo hicieron bastante alegremente y fueron a sentarse en las tribunas para interrumpir al resto.
El tercer grupo tuvo un accidente múltiple en la mitad del camino alrededor del campo. Gran parte del cuarto grupo había venido sin escobas. El quinto grupo era de Hufflepuff.
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‘Si hay alguien mas aquí que no sea de Gryffindor,’ gritó Harry, quien empezaba a estar seriamente enfadado,
‘márchese ahora, ¡por favor!’
Hubo una pausa, entonces un par de Ravenclaws salieron corriendo a toda velocidad del campo, bufando con risa.
Después de dos horas, muchas quejas y varios berrinches, uno implicando una Cometa 260 rota y varios dientes rotos, Harry había encontrado tres Cazadoras: Katie Bell, de vuelta al equipo después de una prueba excelente, un nuevo hallazgo llamada Demelza Robins, quien era particularmente buena esquivando Bludgers, y Ginny Weasley, quien había destacado toda la competición y marcado diecisiete tantos por añadidura. Aunque estaba complacido con su selección, Harry se quedó ronco de tanto gritar a los muchos que se quejaban y ahora estaba librando una batalla similar con los Bateadores rechazados.
‘Esa es mi decisión final y si no os quitáis del camino de los Guardianes os tendré que hechizar,’ bramó.
Ninguno de los Bateadores elegidos tenía el viejo resplandor de Fred y George, pero aún así estaba razonablemente satisfecho con ellos: Jimmy Peakes, un chico de tercer año bajito pero con el pecho ancho que se las había arreglado para hacerle un chichón del tamaño de un huevo en la parte de atrás de la cabeza de Harry con una Bludger golpeada ferozmente, y Ritchie Coote, que parecía debilucho pero dirigía bien. Se unieron a Katie, Demelza y Ginny en las tribunas para ver la selección del último miembro del equipo.
Harry había deliberadamente dejado la prueba de los Guardianes para el final, esperando tener un estadio más vacío y menos presión en aquellos a los que concernía.
Desgraciadamente, de cualquier forma, todos los jugadores rechazados y un número de personas que habían bajado a mirar después de un largo desayuno, se habían unido a la multitud, así que era mayor que nunca. Cada vez que un Guardián volaba a los cestos anotadores, la multitud rugía y abucheaba en igual medida. Harry echó un vistazo a Ron, quien siempre había tenido problemas con sus nervios; éste había esperado que haber ganado su partido final el curso pasado le hubiese curado, pero aparentemente no: Ron tenía una delicada sombra de verde.
Ninguno de los cinco primeros aspirantes paró más de dos goles cada uno. Para la decepción de Harry, Cormac McLaggen paró cuatro penaltis de cinco. En el último, sin embargo, se disparó en la dirección completamente opuesta; la multitud se rió y le abucheó y McLaggen volvió al suelo apretando sus dientes.
Ron parecía listo para desmayarse mientras se subía en su Barredora Once.
‘¡Buena suerte!’ gritó una voz desde las gradas. Harry miró alrededor, esperando ver a Hermione, pero fue Lavender Brown. Le hubiese gustado esconder su cara en sus manos, como ella hizo un momento después, pero pensó que como era el capitán se debía mostrar ligeramente más valeroso, así que se giró para ver la prueba de Ron.