Musitando con pesimismo, se apartó para dejarles pasar. Hermione pasó apresuradamente detrás de Harry, pareciendo bastante asustada.
‘¿Bien?’ dijo Hagrid gruñonamente mientras Harry, Ron y Hermione se sentaban alrededor de su enorme mesa de madera y Fang ponía su cabeza sobre la rodilla de Harry babeándole toda la túnica. ‘¿Qué es esto?
¿Compadeciéndose de mí? ¿Pensáis que estoy solo o abandonado?’
‘No,’ dijo Harry inmediatamente. ‘Queríamos verte.’
Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details
‘¡Te hemos echado de menos!’ dijo Hermione trémulamente.
‘Me habéis echado de menos, ¿no?’ bufó Hagrid. ‘Sí. Claro.’
Estuvo pisoteando por ahí, preparando té en su enorme tetera de cobre, refunfuñando todo el rato. Finalmente puso de golpe tres tazas del tamaño de cubos de té caoba-marrón en frente de ellos y un plato con su tarta dura como una piedra. Harry tenía hambre suficiente hasta para la cocina de Hagrid, y tomó un trozo al instante.
‘Hagrid,’ dijo Hermione tímidamente, cuando se unió a ellos a la mesa y empezó a pelar sus patatas con una brutalidad que sugería que cada tubérculo le había hecho un gran daño personal, ‘realmente queríamos seguir con Cuidado de Criaturas Mágicas, ¿sabes?’
Hagrid dio otro gran bufido. Harry vio algunos mocos aterrizando en las patatas, y estuvo agradecido por dentro que no se quedaran a cenar.
‘¡De verdad!’ dijo Hermione. ‘¡Pero ninguno de nosotros podía encajarlo en sus horarios!’
‘Sí. Claro,’ dijo Hagrid otra vez.
Hubo un raro sonido de chapoteo y todos miraron alrededor: Hermione dejó escapar un diminuto grito y Ron saltó de su asiento y corrió alrededor de la mesa alejándose del gran barril que había en la esquina que acababan de observar.
Estaba lleno de lo que parecían gusanos de un pie de grande; babosos, blancos y retorcidos.
‘¿Qué son, Hagrid?’ preguntó Harry, tratando de sonar más interesado que repugnado, pero soltando su tarta de roca al mismo tiempo.
‘Solo larvas gigantes,’ dijo Hagrid.
‘¿Y crecen dentro de …?’ dijo Ron con aprensión.
‘No crecerán dentro de nada,’ dijo Hagrid. ‘Las tengo aquí para alimentar a Aragog.’
Y sin avisar, estalló en lágrimas.
‘¡Hagrid!’ gritó Hermione, poniéndose en pie de un salto, corriendo alrededor de la mesa por el camino largo para evitar el barril de los gusanos, y poniendo un brazo alrededor de sus temblantes hombros. ‘¿Qué es lo que pasa?’
‘Es … él …’ tragó Hagrid, con sus ojos de un negro escarabajo llorando mientras se enjugaba la cara con el delantal.
‘Es … Aragog … creo que está muriendo … se puso enfermo durante el verano y no se pone mejor … yo no se que haré si el … si el … hemos estado juntos por tanto tiempo …’
Hermione dio golpecitos en los hombros de Hagrid, sin saber qué decir. Harry sabía cómo se sentía ella. Él sabía que Hagrid presentaba un malicioso bebé de dragón como un osito de peluche, le había visto arrullar a escorpiones gigantes con ventosas y aguijones, intentado razonar con ese medio-hermano bruto gigante, pero ésta era quizás la más incomprensible de sus monstruosos gustos: la araña gigante parlante, Aragog, que moraba en lo profundo del Bosque Prohibido, y de la que Ron y él habían escapado por poco cuatro años antes.
‘¿Hay algo – hay algo que podamos hacer?’ preguntó Hermione, ignorando las desesperadas muecas y las sacudidas de la cabeza de Ron.
‘No lo creo, Hermione,’ se atragantó Hagrid, tratando de contener el flujo de sus lágrimas.
‘Ves, el resto de la colon … la familia de Aragog … se están comportando de manera rara ahora que está enferma …
un poco inquietos …’
‘Sí, creo que vimos un poco de ese lado suyo,’ dijo Ron en un susurro.
‘… no creo que sea seguro para nadie menos para mí el ir cerca de la colonia en este momento,’ terminó Hagrid, sonándose fuertemente la nariz en su delantal y mirando hacia arriba. ‘Pero gracias por el ofrecimiento, Hermione …
significa mucho …’
Después de eso, la atmósfera se aligeró considerablemente, aunque ni Harry ni Ron habían mostrado ninguna inclinación en ir y dar de comer larvas gigantes a una gigantesca araña asesina, Hagrid parecía dar por descontado que a ellos les hubiese gustado hacerlo y volvió a ser el mismo una vez más.
‘Ah, siempre supe que os sería difícil meterme en vuestros horarios,’ dijo bruscamente, echándoles más té. ‘Incluso aunque hubieseis solicitado algunos Gira-tiempos -’
‘No podríamos haberlo hecho,’ dijo Hermione. ‘Destrozamos todas las existencias del Gira-tiempos del Ministerio cuando estuvimos allí en el verano. Salió en ‘El Profeta’.’
‘Ah, entonces bien,’ dijo Hagrid. ‘No había forma de que lo hubieseis hecho … lo siento he estado – ya sabéis – he Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details estado preocupado sobre Aragog … y me pregunté si la profesora Grubby-Plank os había estado enseñando -’