'¿No estarás en apuros, verdad?' dijo Hagrid observando alarmado. ‘No puedes estar fuera del castillo a estas horas.
Lo reconozco, es culpa mía …'
'No, no, cuando él oyó lo que yo estaba haciendo, dijo que le gustaría venir y presentar sus respetos también a Aragog. Él se fue a vestir algo mejor, creo. Y dijo que traería algunas botellas así nosotros podemos beber en memoria de Aragog ...’ dijo Harry.
'¿Sí?' dijo Hagrid, mientras miraba sorprendido. 'Muy bien. Es muy honesto de su parte. Yo nunca tuve muchas relaciones con Horace Slughorn antes ... Viniendo a ver la vieja Aragog, sin embargo, ¿verdad? Bien ... si él gusta, Aragog también iría ...'
Harry pensó reservadamente que a Aragog le habría gustado Slughorn, había una amplia cantidad de carne comestible en él, pero solamente se movió a la ventana detrás de la cabaña de Hagrid, donde tuvo la visión horrible de la enorme araña muerta que estaba con la parte de atrás descubierta, sus piernas devanadas y enroscadas.
'Vamos a enterrarla aquí, Hagrid, ¿en tu jardín?'
'Detrás de las calabazas, pensé,’ dijo Hagrid en una voz sofocada. 'Yo ya cavé … tu sabes … la sepultura. Sólo diremos unas pocas cosas bonitas sobre él … recuerdos felices, tu sabes …'
Su voz tembló y falló. Llamaron a la puerta, y él se levantó para preguntar, mientras se sonaba la nariz en el gran pañuelo ya manchado. Slughorn se apresuró por el umbral, con varias botellas en los brazos, usando una corbata negra y sombría.
'Hagrid,’ él dijo, en una voz honda, seria. 'Lo siento mucho, oí hablar de su pérdida.'
'Gracias,’ dijo Hagrid. 'Muchas gracias. Y gracias por no castigar a Harry ...'
'Ni habría pensado eso,’ dijo Slughorn. 'Noche triste, noche triste ... ¿Dónde está la pobre criatura?'
'Aquí fuera,’ dijo Hagrid en una voz trémula. '¿Vamos a comenzar, entonces?'.
Los tres fueron al jardín de la parte de atrás de la cabaña. La luna estaba brillando pálidamente entre los árboles, y sus rayos se entrelazaban con la luz clara de la ventana de Hagrid, iluminando el cuerpo de Aragog que yacía en el borde de un gran hoyo, alrededor de unos diez pies ... y al lado de un monte alto había tierra frescamente cavada.
'Magnífico,’ dijo Slughorn, mientras se aproximaba de la cabeza de la araña donde ocho ojos sin vida miraban al cielo inexpresivamente y dos alicates enormes, curvados, inmuebles, brillaban a la luz de la luna. Harry oyó el tintineo de las botellas cuando Slughorn se agachó próximo a las pinzas, examinando la enorme cabeza peluda atentamente.
'No hay seres tan bonitos como éstos,’ dijo Hagrid a Slughorn, con lágrimas saliendo de sus arrugados ojos. 'Yo no sabía que usted se interesaba por criaturas como Aragog, Horace.’
'¿Interesado? Mi querido Hagrid, yo los venero,’ dijo Slughorn, mientras se levantaba. Harry vio el reflejo de una botella desaparecer por debajo de la túnica de Slughorn, sin embargo Hagrid, frotando los ojos más de una vez, no notó nada. 'Ahora ... ¿podemos iniciar el entierro?'
Hagrid gesticuló con la cabeza y avanzó. Levantó la araña gigantesca en los brazos y, con un gruñido enorme, la colocó en el oscuro hoyo. Ella golpeó el fondo con un horrible sonido. Impresionado, Hagrid comenzó a llorar nuevamente.
'Claro, es difícil para usted, que la conoció mejor,' dijo Slughorn que como Harry no podría alcanzar nada más alto que los codos de Hagrid, pero los acarició levemente. '¿Por qué no digo algunas palabras?'
Él debe haber cogido mucho veneno de buena calidad de Aragog, Harry pensó, porque Slughorn tenía una sonrisa satisfecha al borde del hoyo y decía, en una voz lenta e impresionante: Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
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'Adiós, Aragog, reina de los arácnidos que le ofrecieron una amistad fiel, ¡y que supieron que usted no los olvidará!
Aunque su cuerpo se deteriore, que su espíritu permanezca allí, en los círculos de las telarañas de su casa en el bosque. Qué sus muchos descendientes florezcan y sus amigos humanos hallen consuelo por la pérdida.'
'Tan ... tan ... Bonito!' Hagrid habló, desmoronando sobre el monte de tierra, y llorando copiosamente.
'Allí, allí,' dijo Slughorn, mientras balanceaba la varita de forma que la pila enorme de tierra cayera en el agujero, produciendo un estruendo amortiguado, sobre la araña muerta, formando un monte liso. 'Vamos a entrar y tomar algo.
Tómalo, del otro lado, Harry ... Eso, esto ... Venga, Hagrid ... Bien ...'
Ellos colocaron a Hagrid en una silla de la mesa. Fang, que estaba escondido en su cesta durante el entierro, vino, suavemente entre ellos y poniendo la pesada cabeza como siempre en el regazo de Harry. Slughorn descorchó una de las botellas de vino que él había traído.
'Ninguna tiene veneno, lo comprobé,’ aseguró a Harry, mientras vertía gran parte de la primera botella en un vaso del tamaño de un cubo y se lo dio a Hagrid. 'Probé todas las botellas después de lo que aconteció a su pobre amigo Rupert.’