Coches cerrados llegabana las orillas de juncos donde las ondasalisan romano torso desnudo.Coches que el Guadalquivirtiende en su cristal maduro,entre láminas de floresy resonancias de nublos.Los niños tejen y cantanel desengaño del mundo,cerca de los viejos cochesperdidos en el nocturno.Pero Córdoba no tiemblabajo el misterio confuso,pues si la sombra levantala arquitectura del humo,un pie de mármol afirmasu casto fulgor enjuto.Pétalos de lata débilrecaman los grises purosde la brisa, desplegadasobre los arcos de triunfo.Y mientras el puente sopladiez rumores de Neptuno,vendedores de tabacohuyen por el roto muro.Un solo pez en el aguaque a las dos Córdobas junta:blanca Córdoba de juncos.Córdoba de arquitectura.Niños de cara impasibleen la orilla se desnudan,aprendices de Tobíasy Merlines de cintura,para fastidiar al pezen irónica preguntasi quiere flores de vinoo saltos de media luna.Pero el pez, que dora el aguay los mármoles enluta,les da lección y equilibriode solitaria columna.El Arcángel aljamiadode lentejuelas oscuras,en el mitin de las ondasbuscaba rumor y cuna.Un solo pez en el agua.Dos Córdobas de hermosura.Córdoba quebrada en chorros.Celeste Córdoba enjuta.
SAN GABRIEL (SEVILLA)
A don Agustín Viñuales
I
Un bello niño de junco,anchos hombros, fino talle,piel de noctuma manzana,boca triste y ojos grandes,nervio de plata caliente,ronda la desierta calle.Sus zapatos de charolrompen las dalias del airecon los dos ritmos que cantanbreves lutos celestiales.En la ribera del marno hay palma que se le iguale,ni emperador coronado,ni lucero caminante.Cuando la cabeza inclinasobre su pecho de jaspe,la noche busca llanurasporque quiere arrodillarse.Las guitarras suenan solaspara San Gabriel Arcángel,domador de palomillasy enemigo de los sauces.– San Gabriel: el niño lloraen el vientre de su madre.No olvides que los gitanoste regalaron el traje.