Todav´ıa no hab´ıan podido celebrar un funeral por Moody, porque Bill y Lupin no hab´ıan podido recuperar su cuerpo. Hab´ıa sido dif´ıcil calcular donde pod´ıa haber ca´ıdo, dada la oscuridad y la confusión de la batalla.
“El Profeta no dice una palabra sobre su muerte o sobre el descubrimiento del cuerpo”
siguió Bill, “pero eso no significa mucho. Se está callando un montón de cosas estos d´ıas.
“¿Y todav´ıa no han convocado una vista por toda la magia que utilicé siendo menor de edad al escapar de los mortifagos?” gritó Harry a través de la mesa al se˜nor Weasley, quien sacudió la cabeza.
“¿Porque saben que no tuve elección o porque no quieren que diga una palabra sobre que Voldemort me atacó?”
“Lo último, creo. Scrimgeour no quiere admitir que Quien-tú-ya-sabes sea tan pode-CAPÍTULO 6. EL FANTASMA EN PIJAMA
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roso, ni que Azkaban haya vivido una fuga en masa.”
“S´ı, ¿por qué contarle al público la verdad?” dijo Harry, aferrando su cuchillo tan fuerte que las pálidas cicatrices del dorso de su mano se remarcaron, blancas contra su piel: No debo decir mentiras.
“¿Hay alguien en el Ministerio preparado para enfrentarse a él?” preguntó Ron enco-lerizado.
“Por supuesto, Ron, pero la gente está aterrada” replicó el se˜nor Weasley, “temen ser los siguientes en desaparecer, ¡que sus hijos sean los siguientes en ser atacados! Corren rumores desagradables por ah´ı. No me creo por ejemplo que la profesora de Estudios Muggles de Hogwarts renunciara. No se la ha visto desde hace semanas. Entretanto Scrimgeour permanece encerrado en su oficina todo el d´ıa; solo espero que esté trabajando en un plan.”
Hubo una pausa en la cual la se˜nora Weasley encantó los platos sucios para que se colocaran sobre el mostrador y sirvió tarta de manzana.
“Debemos decidig como te disfgazagás, Haggy” dijo Fleur, una vez que todo el mundo tuvo pudding “Paga la boda” a˜nadió, cuando él la miró confuso. “Pog supuesto, ninguno de nuestgos invitados son mogtifagos, pego no podemos gagantizag que no se les escapagá nada después del champagne.”
De esto, Harry dedujo que ella todav´ıa no confiaba en Hagrid.
“Si, bien dicho” dijo la se˜nora Weasley desde la cabecera de la mesa donde estaba sentada, con las gafas colgando de la punta de su nariz, revisando una inmensa lista de trabajos que estaba transcribiendo a un muy largo trozo de pergamino. “A ver, Ron, ¿has limpiado ya tu habitación?”
“¿Por qué?” exclamó Ron, dejando caer de golpe su cuchara y mirando furiosamente a su madre “¿Por qué se tiene que limpiar mi habitación? ¡A Harry y a m´ı nos viene bien como está!”
“Celebramos la boda de tu hermano en unos d´ıas, jovencito...”
“¿Y van a casarse en mi dormitorio?” preguntó Ron enfadado. “¡No! As´ı que por las barbas de Merl´ın...”
“No hables as´ı a tu madre” dijo el se˜nor Weasley firmemente “Y haz lo que te dice.”
Ron frunció el ce˜no a sus padres, después recogió su cuchara y atacó los últimos bocados de su tarta de manzana.
“Puedo ayudar, parte de eso es mi desastre” le dijo Harry a Ron, pero la se˜nora Weasley lo interrumpió.
“No, Harry, cari˜no, prefer´ıa que ayudases a Arthur con los pollos, y Hermione, te estar´ıa eternamente agradecida si cambiases las sábanas para Monsieur y Madame Delacour; ya sabes que llegan ma˜nana a las once de la ma˜nana.”
Pero al final, hubo poco que hacer con los pollos.
“No hay necesidad de, eh, mencionárselo a Molly” le comentó el se˜nor Weasley a Harry, bloqueándole el acceso al gallinero, “pero, eh, Ted Tonks me mandó la mayor parte de los restos de la moto de Sirius, y, eh, la estoy escondiendo? quiero decir, guardándola? aqu´ı.
Un chisme fantástico: tiene un turbo de escape, creo que se llama, una bater´ıa de lo más magn´ıfica, y me dará la enorme oportunidad de descubrir cómo funcionan los frenos. Voy a intentar montarlo todo de nuevo cuando Molly no? quiero decir, cuando tenga tiempo.”
CAPÍTULO 6. EL FANTASMA EN PIJAMA
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Cuando regresaron a la casa, a la se˜nora Weasley no se la ve´ıa por ninguna parte, as´ı que Harry se deslizó escaleras arriba hacia la habitación de Ron en el ático.
“¡Lo estoy haciendo, lo estoy haciendo?! Oh, eres tú” dijo Ron con alivio, cuando Harry entró en la habitación. Ron se tumbó en la cama, que evidentemente acababa de abandonar. La habitación estaba igual de desastrosa que hab´ıa estado toda la semana; la única diferencia era que ahora Hermione estaba sentada en la esquina del otro lado, con su peludo gato color canela, Crookshanks, a sus pies, clasificando libros, algunos de los cuales Harry reconoció como suyos, en dos enormes pilas.
“Hola Harry” dijo mientras este se sentaba en su cama plegable.
“¿Y cómo conseguiste escaparte?”
“Oh, la madre de Ron se olvidó de que ayer nos hab´ıa pedido a Ginny y a m´ı que cambiáramos las sábanas” dijo Hermione. Lanzó Numerolog´ıa y Gramática en una pila y Auge y ca´ıda de las Artes Oscuras en la otra.
“Estábamos hablando sobre Ojoloco” le dijo Ron a Harry. “Creo que tal vez podr´ıa haber sobrevivido.”