'... Recién acabo de llegar de Azkaban, ' jadeó Fudge, sacando un montón de agua del borde de su sombrero en su bolsillo. 'A Mitad del Mar del Norte, ya sabés, un vuelo desagradable ... los Dementores estaban alborotados -' se estremeció '- nunca han tenido una visita antes. De todos modos, he tenido que venir hasta usted, Primer Ministro.
¡Black es un conocido asesino de Muggles y estaría planeando unirse con Quien-Usted-Ya-Sabe!' Había mirado fíjamente y esperanzadamente al Primer Ministro por un momento, y luego dijo, 'Bien, siéntate, siéntate, me gustaría ponerte al tanto ... tomemos un whisky ...'
El Primer Ministro se había molestado un poco de que lo invitara a sentarse siendo ésta su oficina, y que se ofreciera su propio whisky, pero se sentó, de todo modos. Fudge había sacado su varita, acercado dos grandes vasos llenos de un líuido ámbar fuera del fino aire, poniendo uno de estos en una de las manos del Primer Ministro y arrimando una silla.
Fudge habló cerca de una hora. En ese punto, se retrajo de decir un cierto nombre en voz alta, y, para contrarrestar, lo escribió en un trozo de pergamino, que había confiado en una de las manos libres del Primer Ministro que no sostenía el vaso de whisky. Cuando Fudge se puso de pié, el Primer Ministro lo imitó también.
'Por lo que crees que ...' bajó su mano izquierda. 'Lord Vol-'
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'¡El Que No Debe Ser Nombrado!' gruñó Fudge.
'Disculpe ... ¿entonces piensas que El Que No Debe Ser Nombrado está todavía vivo?'
'Bueno, Dumbledore dice que sí,' dijo Fudge, como si hubiese escuchado su capa a rayas bajo su barbilla, 'pero no lo hemos encontrado. Si me preguntas, él no es peligroso a menos que tenga apoyo, por lo que es Black por quien debemos preocuparnos. ¿Entendiste esa advertencia? Excelente. Bueno, ¿creo que no nos veremos nuevamente, Primer Ministro? Buenas Noches.'
Pero se habían visto nuevamente. Menos de un año anteriormente, un sorprendido Fudge se materializó en el fio aire del Gabinete para informarle al Primer Ministro que había habido un poco de molestia por la Copa Mundial de Kwidditch (o al menos así sonaba) y que decenas de Muggles se habían 'involucrado', pero el Primer Ministro pareció no significarle demasiado que se haya visto la marca de Quien-Usted-Tú-Sabes: Fudge estaba seguro que esto era un hecho aislado y que la Oficina Muggle de Contacto estaba intentando con todas las modificaciones mientras hablaban.
'Oh, y casi olvido,' agregó Fudge. 'Estamos importando tres dragones extranjeros y una esfinge para el Torneo de los Tres Magos, un poco de rutina, pero el Departamiento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas me dijo que está en las reglas que debo notificarle si traemos criaturas áltamente peligrosas al país.'
'Yo - qué - ¿dragones? farfulló el Primer Ministro.
'Sí, tres,' dijo Fudge. 'Y una esfinge. Bueno, qué tengas buen día.'
El Primer Ministro creía una y otra vez que los dragones y lasd esfinges podría ser lo peor de todo esto, pero no. En menos de dos años siguientes, Fudge se había aparecido de entre el fuego nuevamente, esta vez con las noticias de que había habido una fuga en masas de Azkaban.
'¿Una fuga masiva?' el Primer Ministro repitió habiendo escuchado.
'¡No hay que preocuparse, no hay que preocuparse!' había gritado Fudge, todavía con una pierna en el fuego. 'Ya los tendremos rodeados en poco tiempo - ¡solo pensé que debería saberlo!'
Y antes de que el Primer Ministro pudiese gritar, 'Ahoram, puede esperar solo un momento?' Fudge se había desintegrado en una lluvia de chispas verdes.
Diga lo que diga la prensa y la oposición, el Primer Ministro no era un hombre estúpido. No se le había escapado de notar que, a pesar de las garantías de Fudge en su primer encuentro, ahora se estaban viendo un poco más, ni Fudge se ponía nervioso con cada visita. No obstante, le gustaba saber del Ministro de Magia (o, como siempre llamó a Fudge en su mente, 'el Otro Ministro'), el Primer Ministro no podía ayudar, pero temía que la próxima vez que se apareciera Fudge sería con más graves noticias. El ver, por lo tanto, a Fudge saliendo de la chimenea una vez más, desaliñado y demasiado nervioso y severamente sorprendido de que el Primer Ministro no supiera exactamente por qué él estaba allí, fue la peor cosa que ocurrió en el transcurso de esta extremadamente abatida semana.
’¿Cómo podría saber lo que estaba ocurriendo en la – este – comunidad Mágica?’ chasqueó el Primer Ministro.
‘Tengo un país que manejar y suficientes preocupaciones por el momento sin –‘
’Tenemos las mismas preocupaciones,’ interrumpió Fudge. ‘El Puente Brock-dale no se desgastó. No fue un huracán.
Esos asesinos no eran trabajo de Muggles. Y la familia de Herbert Chorley podría estar a salvo sin él. Estamos acordando para poder transferirlo al Hospital San Mungo de Enfermedades Mágicas. El traslado debe efectuarse esta noche.’