Entró en una columnata barnizada. La blanca Neathenai se extendía graciosa y serena hasta el borde del agua. El hombre que lo recibió era un filósofo. Una túnica decente y unas sandalias estaban preparadas para él. En alguna parte sonaba una lira.
La alegría hizo temblar a lason. Leif Ottarson desapareció de su memoria. Sólo había sido tentado en su soledad por un ligero parecido con su amor. Ahora estaba en casa. Y Niki lo estaba aguardando. Nikias Demostheneou, el más hermoso y encantador de los muchachos.