Título: El oscuro pasajero
© 2004, Jeff Lindsay
Título original:
Traductor: Toni Hill Gumbao
Serie: Dexter 1
Editorial: Umbriel
ISBN: 9788495618832
Reseña:
Dexter Morgan no es precisamente la clase de hombre que presentarías a mamá. Su tendencia al asesinato puede resultar algo desconcertante. Pero en el fondo de su corazón Dexter es el perfecto caballero, una apoyo para su hermana; Deb, miembro de la policía de Miami, y alguien interesado sólo en terminar con gente de verdad se merece su visita especial. Aunque es un hombre atractivo, Dexter se muestra totalmente indiferente, y, con franqueza un poco perplejo, ante las atenciones que le prestan las mujeres.
Este libro no habría sido posible sin la generosa ayuda técnica y espiritual de Einstein y el Diácono. Representan el mejor ejemplo de policías de Miami, y me han enseñado parte de lo que implica desarrollar este trabajo, duro de por sí, en un entorno aún más duro. También deseo dar las gracias a un buen número de personas que han aportado sugerencias interesantes, sobre todo a mi esposa, los Barclay, Julio S., el doctor y la señora A. L. Freundlich, Pookie, Bear y Tinky.
Siempre estaré en deuda con Jason Kaufman por sus conocimientos e inspiración a la hora de estructurar el libro.
Gracias también a Doris, la Dama de la Ultima Risa.
Y mi más sincera gratitud a Nick Ellison, que es todo lo que un agente debería ser pero casi nunca es.
Luna. Una luna gloriosa. Llena, gorda y rojiza, que da a la noche la misma luz que si fuera de día, un reflejo que flota sobre la tierra trayendo alegría, alegría, alegría. También trae ese ruido sordo de las noches tropicales: la voz suave y salvaje del viento que te eriza el vello del brazo, el lamento hueco de las estrellas, ese bramido de la luna sobre el agua que te hace rechinar los dientes.
Todos responden a la Necesidad. Oh, ese alarido sinfónico de mil voces que se esconden, el grito de la propia Necesidad, la entidad, el observador silencioso, algo que está frío y quieto, que se ríe, el Bailarín de la Luna. Ese yo que no soy yo, eso que se burla y se ríe y llega con la intención de saciar el hambre. Con la Necesidad. Y en esos momentos la Necesidad era muy fuerte, se arrastraba sigilosa y fría y anillada, restallando pensativa, dispuesta, muy fuerte, muy dispuesta ya..., pero seguía esperando y observando, y obligándome a mí a esperar y a observar.
Llevaba ya cinco semanas observando al cura, esperándole. La Necesidad me pinchaba, juguetona, animándome a encontrar a otro, al siguiente, a este cura. Desde hacía tres semanas sabía que era él, que él era el próximo: ambos pertenecíamos al grupo de Oscuros Pasajeros, tanto él como yo. Y durante esas tres semanas había estado debatiéndome contra la presión, contra la creciente Necesidad que se erguía en mí como una gran marea que ruge e invade la playa sin retroceder, cobrando fuerza con cada latido del brillante reloj nocturno.
Pero, a la vez, había sido un período de tiempo necesario, un tiempo dedicado a alcanzar la certeza. No por lo que se refiere al cura, no, ya hacía mucho que no albergaba duda alguna sobre él. Tiempo para cerciorarme de que podía hacerse bien: un trabajo limpio, sin cabos sueltos, planificado al detalle. No podía dejar que me atraparan, no ahora. Había invertido demasiado empeño, demasiado tiempo, para hacer que esto funcionara, para proteger mi vida, insignificante y feliz.
Y me estaba divirtiendo demasiado para detenerme justo en este momento.
Así que extremaba el cuidado, siempre. Siempre ordenado. Siempre preparado de antemano para que todo saliera bien. Y cuando ya estaba listo, dedicaba un tiempo extra para mayor seguridad. Igual que Harry, Dios le bendiga, ese policía listo y perfecto, mi padre adoptivo. Certeza, cuidado y exactitud eran sus normas, y hacía ya una semana que todo estaba tan previsto que incluso Harry habría quedado satisfecho. Y esta noche, cuando salí de trabajar, supe que había llegado el momento. Esta noche era la Noche. Esta noche era distinta. Esta noche sucedería, tenía que suceder. Al igual que había sucedido antes. Al igual que volvería a suceder, una y otra vez.
Y la estrella invitada de la noche de hoy era el cura.