Estaba lloviendo fuerte y no era posible verla. Simplemente no entendía que había pasado; media hora antes se habían estado entiendo bien.
'!Mujeres!' susurró furiosamente, bajando la calle lavada por ls lluvia con las manos en los bolsillos. '¿Para qué quería hablar de Cedric, de todas formas? ¿Por qué siempre quiere hablar de temas que la hacen actuar como una manguera humana?'Giró a la derecha, y empezó a correr rápidamente, y después de unos minutos estaba girando hacia la puerta de las Tres Escobas. Sabía que era demasiado temprano para encontrarse Hermione, pero pensó que seguramente habría alguien aquí con quien pasar el tiempo. Sacudió el pelo mojado y miró alrededor. Hagrid estaba sentado solo en una esquina, malhumoado.
'¡Hola, Hagrid!' dijo él, cuando hubo pasado por las atestadas mesas y llevado una silla a su lado.
Hagrid saltó y miró a Harry como si apenas lo reconociera. Harry vio que tenía dos cortes frescos en su cara y muchos nuevos moretones.
--Oh, eres tú, Harry,-- dijo Hagrid. --¿Estás bien?--
--Sí, estoy bien,-- mintió Harry, pero, al lado de este Hagrid abatido y de mirada triste, sintió que no tenía mucho realmente de qué quejarse. --Eh — ¿estás bien?--
--¿Yo?-- dijo Hagrid. --Oh sí, estoy espléndido, espléndido.--
Miró fijamente hacia las profundidades de su jarra de peltre, que era del tamaño de un balde, y suspiró. Harry no sabía que decirle.
Se sentaron al lado en silencio por un momento. Luego Hagrid dijo abruptamente, --En el mismo bote, tú y yo, no, Harry?
--Eh — -- dijo Harry.
--Sí...lo he dicho antes...ambos extraños, como…,-- dijo Hagrid, asintiendo sabiamente. --Y ambos huérfanos. Sí... ambos huérfanos.
Tomó un gran trago de su jarra.
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-- Le hace a uno… ser… diferente el tener… una familia decente,
-dijo. Mí padre era decente. Mi madre una… Pero mi padre era decente. ¿Si ellos hubieran vivido, la vida sería diferente, ¿no?
-- Sí, bueno… supongo, -- dijo Harry cautelosamente. Hagrid parecia estar de un humor muy extraño.
-- La Familia, -- dijo Hagrid tristemente. -- Independiemente de si… dicen, la sangre es importante...
Y limpió una lágrima de su ojo.
--¿ Hagrid, -- dijo Harry, incapaz de pararse, -- dónde te haces todas esas heridas?
--¿Cómo? -- dijo a Hagrid, mirando asustado. --¿Cu… cuales…
heridas?
--¡Todas esas! -- Dijo Harry, señalando la cara de Hagrid.
-- Ah ... los golpes normales del jus… del… las contusiones, Harry, -- dijo Hagrid. Gajes del oficio, tengo un trabajo duro…
Agotó su jarra, la dejó sobre la mesa y se puso en pie.
-- Seré ¿eh? – bueno Harry ... ten cuidado.
Y se movió pesadamente por la cantina y desapareció en la lluvia torrencial. Harry lo miró ir, sintiendose miserable. Hagrid era infeliz y ocultaba algo, pero pareció decidido a no aceptar ayuda.
¿Qué sucedía? Pero antes de que Harry pudiera pensar en eso, oyó una voz que le llamaba por su nombre.
--! Harry! ¡Harry, aquí!...
Hermione le saludaba con la mano desde el otro lado de la cantina.
Se levantó y se abrió paso hacia ella a través de la cantina atestada. Le faltaban aún unas mesas para llegar hasta ella cuando se dio cuenta de que Hermione no estaba sola. Ella estaba sentada en una mesa con la pareja más extraña que él alguna vez pudo haber imaginado: Luna Lovegood y nada menos que Rita Skeeter, antigua periodista en el Diario el Profeta y una de las menos favoritas personas de Hermione en el mundo.
--Llegas temprano Harry! -- dijo Hermione, haciendose hacia adelante para dejarle sitio. ¡Pensé que estarías con Cho, no te esperaba hasta dentro de otra hora al menos!--
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--¿Cho?-- Dijo Rita girándose de inmediato en su asiento para clavar ávidamente los ojos en Harry. --¿Una chica?--
Ella agarró rápidamente su bolso de la piel de cocodrilo y anduvo buscando a tientas dentro de él.
--No es de su incumbencia si Harry está con cien chicas, -- dijo Hermione a Rita serenamente. --Así es que usted vuelva a guardar eso fuera ahora mismo.
Rita había estado a punto de quitar la capucha de la pluma verde ácido de su bolsa. Mirando como si la hubieran obligado a tragarse un Stinksap, ella cerró de golpe su bolsa otra vez.
--¿Qué estan haciendo aqui?—preguntó Harry, sentándose y mirándolas a las tres.
--La señorita-perfecta, estaba a punto de decirmelo cuando llegaste.-- Dijo Rita, tomando un trago grande de su bebida. --
¿Supongo que tengo permiso de dirigirle la palabra?--disparó a Hermione.
--Sí, supongo que puede, --dijo Hermione fríamente.