Un viejo recluso de Solovleí, Dmitri Petróvich Vitkovski, debiera haber sido quien redactase este libro. Sin embargo, la mitad de su vida pasada allí (sus memorias del campo de reclusión se llaman precisamente
Si la libertad tarda aún muchos años en llegar a nuestro país, la mera lectura y difusión de este libro entrañarán un gran peligro, de modo que también debo inclinarme agradecido ante los lectores futuros, en nombre de quienes dieron sus vidas.
En 1958, cuando empecé este libro, no tenía conocimiento de memorias ni de obra literaria alguna sobre los campos de reclusión. A lo largo de los años que trabajé en este libro, hasta 1967, fui conociendo gradualmente los
A despecho de sus intenciones, y en contra de su voluntad, el chekista M.Y. Sudrabs-Latsis; N.V. Krylenko, fiscal general del Estado durante muchos años; su sucesor A.Y. Vyshinski y sus letrados-cómplices, entre los que no sería posible dejar de destacar a
También proporcionaron material para este libro treinta y seis escritores soviéticos, encabezados por Maxim Gorki, autores de un vergonzoso libro sobre el Canal del mar Blanco, en el que por primera vez en la historia de la literatura rusa se ensalzaba el trabajo de los esclavos.
Primera parte. La industria penitenciaria
En una época de dictadura, de enemigos por todas partes, a veces dimos muestra le una delicadeza y compasión innecesarias.
Krylenko, discurso en el proceso contra el Partido Industrial
1. El arresto
¿Cómo se llega a ese misterioso Archipiélago? Hora tras hora vuelan aviones, navegan barcos y retumban trenes en esa dirección, pero no llevan un solo letrero que indique el lugar de destino. Tanto los taquilleras como los agentes de Sovturist y de Inturist* se quedarían atónitos si les pidieran un billete para semejante lugar. No saben nada ni han oído nada del Archipiélago en su conjunto, y tampoco de ninguno de sus innumerables islotes.
Los que van a ocupar puestos de mando en el Archipiélago proceden de la Academia del MVD.
Los que van de vigilantes al Archipiélago son convocados a través de la Comandancia Militar.
Y los que van allí a morir, como usted y yo, mi querido lector, deben pasar forzosa y exclusivamente por el arresto.
¡El arresto! ¿Hará falta decir que parte nuestra vida en dos?, ¿que se abate sobre nosotros como un rayo?, ¿que representa un duro trauma espiritual que no todos son capaces de asimilar y que a menudo conduce a la locura?
El universo tiene tantos centros como seres vivos hay en él. Cada uno de nosotros es un centro del universo. Y el cosmos se desmorona cuando le dicen a uno entre dientes: «¡Queda usted detenido!».
Si alguien como usted está detenido, ¿no será que ha habido un cataclismo?, ¿habrá quedado algo en pie?
Con el cerebro en blanco, incapaces de abarcar tales evoluciones del cosmos, a todos, del más simple al más despierto, no se nos ocurre en ese instante, pese a nuestra experiencia de la vida, más que balbucear:
—¿Yo? ¿Por qué?
Pregunta repetida millones y millones de veces antes de que la hagamos nosotros, y que nunca ha obtenido respuesta.
Una detención es un tránsito impresionante, un cambio que nos transpone de un estado a otro.
La larga y sinuosa calle de la vida nos llevaba, a veces con paso alegre y otras veces en un sombrío vagar, a lo largo de unas vallas, vallas y más vallas, cercas de hierro, tapias de cemento, de ladrillo, de adobes o de madera podrida. No nos parábamos a pensar qué podía haber detrás de ellas. No intentábamos elevar la mirada ni el pensamiento hacia el otro lado. Pero allí, precisamente, justo a nuestro lado, a dos metros comenzaba el país del GULAG. Tampoco observábamos en aquellas tapias el incontable número de puertas y portillos perfectamente ajustados y muy bien disimulados. ¡Todos estos portillos, todos, estaban esperándonos! Y de pronto se abría rápidamente la puerta fatal, y cuatro manos blancas masculinas, no acostumbradas al trabajo pero robustas, nos agarraban por el brazo, por
¡Se acabó! ¡Queda usted detenido!
Y no atinas a dar ninguna respuesta, nin-gu-na, como no sea el balido de corderito:
—¿Yo-o? ¿Por qué?...